Juan Ignacio Reales, presidente de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, fue el encargado de dar a conocer ayer jueves a los medios de comunicación el programa de actos de inicio del Año Jubilar Mariano, que comenzará el 8 de junio, a las 10.00 h., con la apertura simbólica del santuario como Puerta Santa por parte de nuestro obispo de Huelva, José Vilaplana, y del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, en memoria del arzobispo Almaraz, quien coronara a la Virgen del Rocío el 8 de junio de 1919. La cita contará con la presencia de la mayoría de obispos del Sur de España (Arzobispo de Granada, Obispo Auxiliar de Sevilla, y obispos de Cádiz y Ceuta, Jerez, Córdoba), además del arzobispo castrense, Juan del Río.
Desde ese momento, todos los peregrinos que se acerquen a El Rocío con sus hermandades podrán alcanzar la indulgencia plenaria. El tiempo jubilar se prolongará hasta la semana siguiente de la romería de 2020, teniendo dos sedes: por un lado el Santuario del Rocío y, por otro, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Almonte, el tiempo que ésta acoja a la Virgen tras la tradicional “venida”. El próximo sábado, 8 de junio, después de la apertura del Año Jubilar, se celebrará la misa solemne del centenario, que presidirá el arzobispo de Sevilla.
La Coronación Canónica de la Virgen del Rocío (1918-1919) marcó un antes y un después en la historia de la devoción rociera. Fue la culminación de un breve, pero intenso proceso de reorganización de la Hermandad Matriz de Almonte, que adquirió entonces una relevancia real y jurídica, como cabeza natural del movimiento mariano rociero, en consonancia con la evolución que había experimentado esta realidad y con su enorme potencial de crecimiento. Fue un gran revulsivo para movilizar a la sociedad almonteña en particular y rociera, en general, en pos de un fin común, coronando su devoción de siglos a la Santísima Virgen. Y fue el triunfo de una devoción popular de carácter marginal (punto de vista geográfico), que era homologada definitivamente como un cauce fructífero y potencial para evangelizar al pueblo, y para mantener los signos de la fe católica en una sociedad en la que el laicismo ganaba terreno. El éxito de aquellos que tuvieron la intuición y la clarividencia de ver en El Rocío un gran símbolo de fe para toda Andalucía y para España, porque nunca había experimentado un espaldarazo tan relevante en su historia de más cinco siglos en aquellas fechas.
Bajo el lema “Reina del Rocío, caminar con María hacia Cristo” almonteños y rocieros en general peregrinarán y renovarán su compromiso con esta devoción, como camino permanente de perfección personal y colectiva para llegar a Cristo y para seguir cumpliendo su misión en el mundo de hoy.