Junto al análisis de la realidad social y eclesial que nuestro obispo, Santiago Gómez,ha propuesto para este curso, en el plan pastoral se proyectan otras dos líneas de trabajo: la profundización en el nuevo Directorio para la Catequesis; y la fase diocesana del post-Congreso de Laicos.
La primera de las líneas de acción –y coincidiendo con la publicación del nuevo Directorio para la Catequesis presentado el pasado 25 de junio en la Sala Stampa del Vaticano–, es la profundización y desarrollo de una catequesis desde la perspectiva de una pastoral misionera, es decir, desde la centralidad del primer anuncio o Kerigma. Así lo sugería ya San Pablo VI en Evangelio Nuntiandi: “No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino y el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios” (EN 22). De este modo, desde el anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús, son los contenidos esenciales de la vida cristiana los que con forman el cuerpo de este anuncio .
Junto a este anuncio, la vida litúrgica y la oración forma parte de la Iniciación Cristiana, por lo que la catequesis también debe preparar para la celebración de los sacramentos y ayudar a entender el significado de los gestos y de los símbolos propios de la liturgia, despertando también la propia interioridad y sentido del misterio en los niños, tal y como la delegación diocesana para la Catequesis lleva empeñada en recordar en el camino de renovación de la práctica catequética en nuestra diócesis.
El factor afectivo, social y comunitario acompaña la dimensión intelectual de la catequesis, en medio del alejamiento de la fe de la vida social y familiar en muchos casos y proponiendo que la fe forme comunidades y ofrezca lugares de pensamiento, afecto y amistad de vida.
Según D. Santiago Gómez, “personalización y socialización son las dos indicaciones necesarias para afrontar las situaciones concretas de los desafíos actuales: los del afecto y de la comunión. Por tanto, si, por una parte, conocer la fe es una finalidad de la catequesis, por otra, socializar en la Iglesia, insertarse en la gran comunidad de la Iglesia y en su realización concreta y cercana, es igualmente esencial. Al mismo tiempo, se debe enseñar desde el inicio la responsabilidad con respecto a los enfermos, a los abandonados, a los que sufren”.
Precisamente, la Delegación para la Catequesis ha estado reuniéndose con los párrocos y coordinadoras de catequesis de cada arciprestazgo en la que se ha presentado la programación y las indicaciones para la catequesis en este curso que arranca en medio de esta pandemia, explicando con detalle el protocolo elaborado por la delegación para llevar a cabo las catequesis en las parroquias adaptadas a las exigencias de seguridad y protección frente a la Covid-19.
Esta delegación ha valorado positivamente estos encuentros, sobre todo por lo que supone de trabajo en común y de animación mutua en un año tan complicado para todos. No obstante, queda como reto pendiente poner en marcha las coordinadoras arciprestales de catequesis, así como seguir mejorando en muchos de los servicios que se presta desde la delegación que ha tomado nota de estas necesidades en dichas reuniones.