El próximo 25 de julio, solemnidad de Santiago Apóstol, Mons. Gómez Sierra cumplirá el primer aniversario de su toma de posesión como sexto obispo de la Diócesis de Huelva. Tras un año difícil por el condicionamiento de la pandemia, el Obispo ha abierto, definitivamente, un nuevo tiempo para nuestra Iglesia.
25 de julio de 2020, solemnidad de Santiago Apóstol. Las puertas de la Catedral de Huelva se abrían para acoger al nuevo obispo de la diócesis, Santiago Gómez Sierra. Le acompañaban el entonces arzobispo metropolitano, Mons. Juan José Asenjo; y Mons. José Vilaplana, entonces aún administrador apostólico de Huelva y ahora obispo emérito. Fue recibido por una representación del Cabildo Catedral, presidido por su deán, D. José Arturo Domínguez.
Participaron también en la celebración el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Mons. Carlos Amigo; el arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez; los obispos de Jaén, Mons. Amadeo Rodríguez; de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza; Mons. José Mazuelos, entonces administrador apostólico de la diócesis de Asidonia Jerez y obispo electo de Canarias; de Guadix, Mons. Francisco Jesús Orozco; Mons. Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal Española y y el representante de la Nunciatura Apostólica, Mons. Gian Luca Perici. Asimismo, hubo una importante representación de la diócesis y de la sociedad onubense con sus primeras autoridades al frente. La liturgia se celebró con gran solemnidad y belleza en los cantos y en la música, que subrayaron el momento histórico que estaba viviendo la Iglesia de Huelva.
En su homilía, Mons. Gómez Sierra ya definió ese momento como el comienzo de “un vínculo nuevo con esta Iglesia particular” y así lo recuerda el anillo episcopal.
Para el obispo de Huelva, este año ha sido “un tiempo para sentirme en la familia de Dios que es la Iglesia que peregrina en Huelva en un año difícil en el que ha habido muchas restricciones para reuniones y convocatorias debido a la pandemia. Por todo ello, tenemos por delante el reto de volver a vincular y a encontrarnos en la comunidad cristiana, teniendo presente la necesidad de las personas más castigadas por esta crisis”.
En un primer momento, junto a las reuniones con sacerdotes por arciprestazgos, el calendario de confirmaciones propició que conociera mejor la geografía onubense y así fueron los primeros contactos del Obispo, que ya hoy recorre con familiaridad cada una de las comarcas y enclaves de la provincia. Precisamente, el criterio territorial es el que ha guiado la configuración del nuevo equipo del Consejo Episcopal con el nombramiento de vicarios territoriales con los que mantener una mayor cercanía hacia la vida de la Iglesia y, especialmente, a las parroquias. Además, ha realizado otros nombramientos, como los del equipo del Seminario Diocesano o delegados, directores de secretariados y nuevos párrocos.
También su preocupación por impulsar la liturgia ha sido clave en cada una de las celebraciones, entre las que se pueden resaltar también varias ordenaciones sacerdotales y diaconales, en el plano vocacional, y la celebración de una Semana Santa y de un Pentecostés, diferentes un año más a lo acostumbrado por las restricciones de la pandemia, pero en la que la solemnidad de la liturgia ha acentuado la intensidad del significado de aquello que la Iglesia celebraba. Ejemplo de ello fue el Oficio de Lectura y Laudes del Sábado Santo de la Sepultura del Señor, que presidió el Obispo como novedad este año.
No obstante, si algo ha impregnado lo vivido es la idea manifestada por el propio D. Santiago Gómez con motivo de su carta por el Día de la Iglesia Diocesana: «Que la distancia social que sufrimos no suponga una distancia del corazón». Desde su llegada a Huelva, el Obispo ha querido estar cerca de sacerdotes y fieles, mostrando también su cercanía a las realidades más complejas y en las que las personas muestran una mayor vulnerabilidad. Así lo hizo con su visita al asentamiento de Las Madres, donde pudo conocer en primera persona la situación de los inmigrantes que allí viven.
En su empeño de profundizar en las entrañas de la diócesis onubense, hace meses encargó la elaboración de un informe DAFO para conocer las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de esta Iglesia particular. De esta manera, D. Santiago Gómez ha podido conocer, además de la forma física de la diócesis, cómo late el corazón de la misma, algo que le ayudará a dibujar las líneas pastorales de los años venideros en los que la evangelización como misión seguirá siendo la columna vertebral sobre la que caminen las distintas realidades eclesiales.
El próximo domingo, 25 de julio, día de su santo, el obispo de Huelva cumplirá, por tanto, el primer aniversario de unión con la Iglesia onubense y, como manifestó en la homilía de su toma de posesión “el vínculo con el Señor no es una experiencia aislada”, sino que “toda la misión de Jesús, el Hijo de Dios, tiene una finalidad comunitaria”. Así la Iglesia diocesana acompaña a su Pastor en esta tarea, con el deseo de que, tal y como él mismo expresa, podamos afrontar en estas circunstancias difíciles “el reto de volver a encontrarnos”.