Foto: Sagrada Familia del pajarito, Bartolomé Esteban Murillo (1650). Museo Nacional del Prado, Madrid
La Iglesia celebra cada año, dentro del Tiempo de Navidad, la Jornada de la Sagrada Familia. Se trata de un reto, siempre actual, que requiere una mirada a la Familia de Nazaret como modelo de familia cristiana. Las familias, como iglesias domésticas, deben ofrecer el primer anuncio, apoyar, fortalecer y animar a otras familias. Contemplemos, a continuación, algunos aspectos a partir de textos poco conocidos sobre la Familia de Nazaret.
Algunos episodios de María, José y el Niño se encuentran en los evangelios canónicos (Mt 1‒2; Lc 1‒2), otros, en cambio, son ampliamente desarrollados en la literatura apócrifa. Estos libros fueron escritos siglos después de la vida de Jesús y reflejan algunos aspectos del mensaje cristiano tal y como lo compartían en algunas comunidades, rellenando los vacíos que Mateo, Marcos, Lucas y Juan no contienen. Algunas de estas historias, son el resultado de una dramatización o de la especulación; otras, ofrecen enseñanzas narradas con gran color popular y anecdótico, exponiendo diversas expresiones de la fe sencilla, a partir de episodios poco verosímiles. Con este espíritu hay que leer los dos episodios que propongo a continuación.
La Historia del Carpintero José es un escrito griego del s. VII, que pudo haber sido utilizado por los monjes coptos que por aquel entonces celebraban la fiesta de San José el 20 de julio, día de su muerte, según la fecha facilitada por el mismo apócrifo. Este texto dedica buena parte a presentar la vejez, enfermedad y últimos momentos del artesano de Nazaret.
Según la Historia del Carpintero José, Jesús cuenta a sus apóstoles que José tiene 111 años y ha llegado a su vejez en plenas facultades físicas y mentales. En el último día de su vida, José se olvida de comer y beber y pierde la destreza en su oficio. El esposo de María se lamenta y confiesa sus pecados en una plegaria entrañable, concebida como la oración del justo en la hora de su muerte. A continuación, pide a Jesús perdón por las faltas que haya podido cometer contra él cuando era pequeño, recordando un “tirón de orejas” cuando Jesús, siendo niño rompió un cántaro de agua que traía su madre (cf. Narraciones de Tomás sobre la Infancia del Señor). En aquel episodio, el pequeño Jesús recogió el agua con su manto y la llevó hasta María, su madre. Las palabras de Jesús a José en sus últimos momentos se convierten en una oración de intercesión de gran profundidad: «Sé piadoso con el alma de mi padre José cuando venga a descansar en tus manos, porque ahora es cuando más necesita de tu misericordia» (Historia del Carpintero José, XXII).
Veamos ahora otro texto. El Evangelio del Pseudo-Mateo fue escrito en latín en torno al s. VI, reelaborando materiales previos, entre ellos el Protoevangelio de Santiago (s. II, aproximadamente). El Evangelio del Pseudo-Mateo contiene una amplia sección dedicada a los milagros obrados por Jesús Niño. En este sentido, destaca un episodio donde José riñe a Jesús porque modela doce pajarillos de barro durante el reposo sabático (Evangelio del Pseudo-Mateo, XXVII). El respeto a los preceptos enseñado por José es justamente obedecido por el Hijo del hombre, que es también Señor del Sábado: «el sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado». (Mc 2,27). En todo caso, el Sábado es fuente de vida, de modo que Jesús, cuando oyó a José, «batió sus manos y dijo a los pájaros: “Volad”. Y a esta orden volaron, y, mientras todos oían y miraban, él dijo a las aves: “Id y volad por el mundo y por todo el universo, y vivid”». Aquellas palabras de Jesús Niño, muestran el respeto por José y llenan de vida el Sábado. Los evangelios sinópticos recogen que el Sábado es un día de vida: para comer (Mc 2,23); para curar (Mc 3,4); para enseñar (Mc 6,2). Ojalá en las familias cristianas se pueda comer, curar, enseñar y transmitir la fe cada Domingo.
En el día de la Sagrada Familia es necesario recordar el respeto, oración y cariño por los mayores, especialmente cuando más necesitan de cuidados y atenciones. Puede ser que haya mayores incurables; pero nunca serán “incuidables”. En el día de la Sagrada Familia es necesario transmitir el respeto por las tradiciones, por la familia, por el amor.
«Lo mismo que el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano» (Jer 18,6). Las familias cristianas deben dar raíces de esperanza a sus hijos para que puedan volar con fe, a pesar de ser sábado o incluso siendo barro. Pájaros de barro que quieren volar.
Isaac Moreno Sanz,
Dr. en Teología Bíblica y rector del Seminario Diocesano