Lc, 1, 26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.
Queridos hermanos, paz y bien.
Nos encontramos en el final del Adviento, el cuarto y último domingo, que este año coincide con Nochebuena.
Al celebrar la fiesta de la Anunciación, San Lucas nos regala un precioso anuncio catequético, un diálogo que revela el infinito respeto de Dios con el ser humano y en la figura de María, la chica prometida con José, un hombre extraordinario también, la imagen de una persona que vive profunda y conscientemente su fe.
El Evangelio nos presenta el anuncio del nacimiento de Jesús. Y en este pasaje tan profundo y tierno, amado y conocido, queremos destacar tres ideas principalmente:
- Alégrate
- No temas
- Hágase en mí según tu palabra
El ángel Gabriel saluda a María con un “¡alégrate!”. Es una invitación peculiar del tiempo nuevo, caracterizado por la presencia del Mesías. Es imprescindible llevar con alegría la llamada de Dios; es una gracia, una bendición que el Señor se fijara en Ella para la realización de la redención y también lo es para nosotros, que pequeños y míseros, seamos llamados por Él para continuar con su obra. Es un gozo profundo que nace del interior, de sabernos amados por el Señor y que nos considere importantes para colaborar con Él.
“No temas …” el Señor quiere quitar los miedos, las incertidumbres muy lógicas de María. Ya lo decía Isaías en 41, 13:
«Yo, el Señor, tu Dios,
Te tomo de la diestra y te digo:
“no temas, Yo mismo te auxilio”»
El Dios de María no infunde temor sino confianza, Ella puede preguntarle de forma espontánea cómo sucederá todo aquello, porque como todos los que se han sentido llamados a una gran misión tiene dudas, turbación, sentimiento de incapacidad.
También nosotros nos encontramos muy a menudo en la necesidad de preguntar: “¿cómo puede ser ésto?, ¿qué puedo hacer?” cuando tenemos delante una tarea importante, grande o pequeña, o una situación que nos sobrepasa. Y el ángel del Señor nos dice: “para Dios nada es imposible”. El Señor capacita, no lo dudemos, para la tarea a la que invita.
“Hágase en mí según tu palabra”: María dice “SÍ”, “Hágase”, “FIAT” y con su aceptación generosa, abierta, desprendida acoge el plan de Dios con total obediencia.
Probablemente no entendería todo lo que implicaba, aunque sí era consciente de la difícil situación familiar y social que se le presentaba, pero confiaba total y absolutamente en el Dios de su vida. Tan empapada estaba de Él, era tal su confianza y amor que se abandona completamente a su Voluntad, y así será toda su existencia incluso en las condiciones más amargas y trágicas.
Con su fe, que le hace referir toda su existencia al Dios que todo lo puede, María no duda en responder: “Hágase”. En su palabra halla eco el hágase divino de la creación, no en vano su “FIAT” anuncia la nueva creación.
Y el Verbo, por obra del Espíritu Santo, se encarnó en María. El Hijo de Dios se encarna como hijo de hombre, Aquel que todo tenía y podía se hace Hombre por amor a los hombres. Lo imposible se hace posible. Y habitó entre nosotros.
Recordemos que como un día ese Dios creció en el seno de María, también puede crecer hoy en nuestros corazones si por la fe creemos, si en la espera sabemos dar sentido a nuestra existencia y del amor hacemos nuestra forma de vida.
El Señor todo lo puede, pero es necesario nuestro sí desde nuestro querer y libertad.
¡Feliz cuarto domingo de Adviento! ¡Feliz Nochebuena! ¡Feliz Navidad!
María Ascensión Alcántara Gijón y Vicente Serván Thomas,
Coordinadores diocesanos de la Lectura Creyente de la Palabra.