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Cristo Resucitado (h. 1580-1590)

Publicado:
11 abril, 2024
Anónimo sevillano | Escultura en madera policromada. 125 cm. | Trigueros. Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen

La figura de Cristo resucitado aparece representada en un bellísimo desnudo, que evidencia el verdadero cuerpo de Cristo, pero no ya el cuerpo pasible, nacido para ser entregado en remisión de los pecados, sino el cuerpo glorioso que trasciende el tiempo y penetra sin dificultad en el Cenáculo con las puertas cerradas. Plásticamente, el escultor viene a corroborar que “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios” (Rom 6, 9-10). Conserva las cinco llagas, como condecoraciones de la trascendental batalla, pero la piel blanca e impoluta es reflejo de su gloria inmortal.

De pie, sobre una peana rectangular con un querubín de alas cerradas en cada frente, bendice con la diestra en alto, mientras que la izquierda portaría la cruz victoriosa, con el banderín del “Resurrexit”. El cuerpo, certeramente modelado, presenta un canon esbelto, con tendencia a describir los relieves musculares y óseos en suaves planos. Separa ligeramente las piernas, retrasa la derecha y exonera la izquierda, en leve contrapposto. El sudario, estrecho, cubre el pubis desde el arco crural y cae por detrás hasta medio muslo. La cabeza pequeña, queda cubierta con rizada melena, que se continúa por la barba bífida y bigote. Destacan los ojos grandes, que miran con serenidad y, por extraño que parezca, con una tenue melancolía al espectador.

Del estilo escultórico, destaquemos las formas manieristas, el alargamiento de la figura y la peculiar expresión de los ojos. El cabello ha sido tratado en amplias masas, con ausencia del estudio minucioso que impondrán los maestros del realismo barroco.

Recibe culto en la iglesia del Carmen, en el crucero del lado de la epístola.

Manuel Jesús Carrasco Terriza

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