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PORTAL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN HUELVA

Portapaces Marianos

Publicado:
3 mayo, 2024
Hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, el rito de la paz en las misas solemnes se realizaba por medio del portapaz, llamado también osculatorio o tabula pacis, que el preste besaba y el subdiácono lo daba a besar al pueblo. Solía representarse a Jesucristo, en su pasión o resurrección, o a la Santísima Virgen con el Niño, o en alguno de sus misterios. En Huelva conservamos uno de estilo gótico y varios de tipo renacentista.

Anónimo

Portapaz de la Virgen de la Granada (h. 1501-1517)

            Plata sobredorada. 24 cm. de altura  x 10 cm. ancho.

            Moguer. Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Granada.

Este portapaz argénteo, de estilo gótico, responde al gusto estético imperante en el primer cuarto del Quinientos. Su estructura arquitectónica, de marcado ritmo vertical, se compone de una hornacina central con doselete sobre alto basamento, bóveda de crucería en su interior y chapitel apiramidado. El total resultante, flanqueado por contrafuertes poligonales con baquetoncillos helicoidales, se decora con motivos flamígeros de tracería calada que restan pesadez al interesante conjunto.

En su interior se expone un medio relieve de la Virgen de la Granada, de pie, con el Niño en brazos, como titular de la iglesia parroquial de Moguer, de donde procede. Tal advocación mariana encierra una profunda significación. La granada alude a María como Mater Ecclesiae, dada la unidad interior de sus incontables semillas en un mismo fruto[1]. Madre e Hijo, de factura algo desproporcionada y arcaizante, encierran afinidades con los estilos del norte y evidente parentesco estructural con el portapaz de la catedral de Córdoba, en el que aparece el tema iconográfico de la Asunción de Nuestra Señora[2].

Asimismo, existen analogías estilísticas entre el portapaz de la parroquial moguereña y otras piezas de orfebrería sevillana. Entre ellas podemos citar, como ejemplo, la dedicada a la Flagelación de Cristo, en la iglesia prioral de Santa María, de Carmona; y la de San Sebastián, del templo de San Juan de Marchena. El citado ejemplar carmonense, donado por el arcediano D. Juan Carmona de Vilches entre 1501 y 1517, refuerza la catalogación del portapaz que nos ocupa[3].

Dada la importancia de esta pieza de platería, ya en desuso en la liturgia contemporánea, participó, junto a otras obras artísticas de la ciudad de Moguer, en la exposición Ibero-Americana de 1929, en Sevilla[4].

Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en 2004[5].

                                                                                                   Juan Miguel González Gómez

Hernando de Ballesteros el Mozo[6]

Portapaz de la Virgen con el Niño (h. 1575)

Bronce dorado, fundido y cincelado. Alto 18 cm x ancho 10 cm.

            Valverde del Camino. Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Reposo

Portapaz renacentista, de bronce dorado, con figuras en bajo relieve. Adopta la forma de pequeño retablo de un solo cuerpo, sobre podio, hornacina central de medio punto enmarcada por columnas abalaustradas, cornisa, y frontón semicircular, en cuyo tímpano aparece el Padre Eterno bendiciendo. A modo de remate, un querubín extiende sus alas sobre el semicírculo. Sobre el eje de cada balaustre aparecen dos figuras infantiles de medio cuerpo, con los brazos cruzados en actitud de adoración. El motivo que ocupa el cuerpo central es una Virgen, sedente sobre un banco corrido, que sostiene al Niño desnudo, apoyado en su pierna izquierda. La Madre, en ligero escorzo, gira la cabeza mostrando un perfil clásico. Destaca el volumen de las rodillas y del ropaje. La hornacina queda cobijada por una venera con la charnela invertida. Cubren el espacio de las enjutas sendos querubines[7].

Se trata de una pieza hecha de fundición, a partir de un molde, del que se debieron hacer numerosas réplicas, por lo que no es extraño que existan ejemplares idénticos en la parroquia de la Asunción de Bonares[8], en la de San Miguel de Jabugo[9], y en otras muchas del entorno sevillano.

Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en 2004[10].

                                                                                               Manuel Jesús Carrasco Terriza

Hernando de Ballesteros el Mozo

Portapaz de la Virgen con el Niño (h. 1575)

Bronce dorado, fundido y cincelado. Alto 20,5 cm x ancho 14,3 cm.

            Manzanilla. Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Purificación

Portapaz renacentista, de bronce dorado, con figuras en bajo relieve. Presenta la forma de pequeño retablo-tabernáculo de un solo cuerpo, sobre podio moldurado presidido por cartela con cruz patada griega, que sirve de osculatorio; espacio central de medio punto enmarcado por columnas estriadas y ornadas con telas colgantes, y flanqueado por aletones en forma de volutas. Sobre el entablamento y cornisa, un ático de forma circular se apoyado en tornapuntas, y es rematado por frontón triangular. En el tondo aparece el Padre Eterno bendiciendo. Ocupa el núcleo central la figura de una Virgen sentada sobre una sede, sobre cuya pierna derecha se yergue de pie al Niño desnudo, que levanta la rodilla y el brazo derecho. La Madre vuelve la cabeza amorosamente hacia el Hijo, permitiendo que el halo de la cabeza no coincida con la ménsula de la clave del arco. Destaca los volúmenes redondeados de las rodillas y del ropaje[11].

El modelo de retablo-tabernáculo plateresco llega a Sevilla en torno a 1560, de la mano de artistas castellanos, que, a través de Flandes, han asimilado las corrientes del Renacimiento.

Por tratarse de una pieza de fundición, existen ejemplares idénticos en la parroquia de la San Juan Bautista de La Palma del Condado[12], y en otras muchas del ámbito sevillano.

Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en 2004[13].

                                                                                               Manuel Jesús Carrasco Terriza


[1] FERGUSON, George: Signos y símbolos en el arte cristiano. o.c., p. 33.

[2] ORTIZ JUÁREZ, Dionisio: Catálogo de la Exposición de Orfebrería cordobesa. Córdoba, 1973, p. 38.

[3] HEREDIA MORENO, María del Carmen: La orfebrería en la provincia de Huelva. o.c., t. I. p. 56.

[4] SÁNCHEZ PINEDA, Cayetano: Catálogo de la exposición Valdés Leal y de Arte Retrospectivo. o.c., Números 65-66. SANCHO CORBACHO, Antonio: Orfebrería sevillana de los siglos XIV al XVIII. Sevilla, 1970. Números 8 y 16.

[5] Exposición Ave verum Corpus, n. 93, pp. 332-333.

[6]  SANTOS MÁRQUEZ, Antonio Joaquín, “Nuevas noticias documentales sobre el platero sevillano Hernando de Ballesteros el Mozo”, en Laboratorio de Arte 16 (2003) 405-415. Id. Los Ballesteros, una familia de plateros en la Sevilla del quinientos, Diputación Provincial de Sevilla, 2007, p. 151. Id., “Addenda a la biografía de los Ballesteros: nuevas aportaciones documentales”, en Laboratorio de Arte 24 (2012), 171-185.

[7] Figura en los inventarios parroquiales: ARROYO NAVARRO, Francisco: Historia de la Parroquia de Valverde del Camino (Huelva) 1469-1950. Una espiritualidad y un esfuerzo, Valverde del Camino, 1989, ps. 439 y 453.

[8] HEREDIA MORENO, María del Carmen: La orfebrería en la provincia de Huelva, Huelva, Diputación Provincial, 1980, t. II, ps. 83-84.

[9] Ibidem, t. II, p. 140.

[10] Exposición Ave verum Corpus, n. 94, pp. 334-335.

[11] HEREDIA MORENO, María del Carmen: La orfebrería en la provincia de Huelva, o.c., t. I, p. 348, fig. 79; t. II, p. 148.

[12] Ibidem, t. I, p. 347, fig. 78; t. II, ps. 155-156.

[13] Exposición Ave verum Corpus, n. 95, pp. 336-337.

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