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Domingo XII del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Publicado:
20 junio, 2024
Mc 4, 35-41. “¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!”

“¿Pero quién es este?, que hasta el viento y el mar lo obedecen”. Esta misma expresión pensada y pronunciada por los discípulos sobre Jesús nos la podemos seguir haciendo hoy si le pedimos con fe y estamos atentos a sus respuestas. Pero en cuestiones de fe, como en tantas otras cosas, hemos avanzado bien poco con respecto a aquellos primeros cristianos, aquellos primeros seguidores de Jesús. Por eso, la pregunta de Jesús sigue vigente, continúa de plena actualidad una generación tras otra: ¿aún no tenéis fe?

El mandato imperativo de Jesús al viento, “¡silencio, enmudece!”, pero, sobre todo, la respuesta del viento cesando y calmándose, pone claramente de manifiesto que Jesús es tan plenamente Dios como el Padre. Las olas que zarandean la barca, el viento impetuoso, la tempestad, son sinónimos de los vaivenes de la vida diaria, las luchas de mayor o menor envergadura con las que nos enfrentamos en la vida ordinaria. Aquellos primeros discípulos que nos precedieron en la vida y en la fe, nos mostraron a quién acudir y cómo hacerlo: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?”. Él, Jesús, el Maestro, el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, está de nuestra parte. Somos obra de sus manos, ¿no va a cuidar de nosotros? Así, nos volverá a decir “¿por qué tenéis miedo?”, curiosamente la misma expresión que dirigió la Bienaventurada Virgen María al indio san Juan Diego cuando se apareció en el monte del Tepeyac –“¿Por qué tienes miedo? ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”-.

Por tanto, siendo conscientes de nuestra poquedad y debilidad propias del barro, pidamos al Señor como sus discípulos: “aumenta mi fe”, y en este período de verano que iniciamos, con más tiempo para el ocio, atendamos a la invitación que nos hace Jesús al inicio del Evangelio de este domingo, “vamos a la otra orilla”, es decir, apartémonos de la muchedumbre, de aquello que nos hace ruido y nos aísla de lo verdaderamente importante, la fuente de la vida, para así poder dedicar más tiempo y atención a aquel que el camino la verdad y la vida, y junto al salmista demos gracias a Señor, porque es eterna su misericordia.

Manuel Galán Cruz
Director del Secretariado de la Pastoral de Turismo de la Diócesis de Huelva

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