El evangelio de este domingo (Lucas 21, 25-28.34-36) nos sitúa en un contexto de esperanza y preparación. Jesús describe los signos del final de los tiempos, que pueden parecer aterradores, pero añade una invitación a levantar la cabeza porque “se acerca su liberación”. Este mensaje nos recuerda que la venida de Cristo no es motivo de miedo, sino de alegría y esperanza, pues Él viene a redimirnos. Como decía el Papa Benedicto XVI en Spe Salvi: “El que tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”.
Adviento es un tiempo para sacudir la rutina y volver nuestra mirada a lo eterno. Jesús nos advierte sobre el peligro de dejarnos absorber por los “vicios, el consumo y las preocupaciones de la vida”. Este es un llamado a la sobriedad y a centrar nuestra vida en lo que verdaderamente importa: nuestra relación con Dios y con los demás. El que está vigilante no teme la llegada del Señor, sino que la espera con gozo. La vigilancia, por tanto, es una actitud activa que implica fe, oración y compromiso.
En un tiempo marcado por guerras, divisiones y grandes escaladas de violencia, este evangelio renueva nuestra esperanza en la promesa de la paz que viene con Cristo. A pesar de los signos de desesperanza en el mundo, el Adviento nos invita a levantar la cabeza, a no sucumbir al miedo y a trabajar activamente por la paz. Como expresó San Juan XXIII en Pacem in Terris: “La paz verdadera debe fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”. La esperanza cristiana no es ingenuidad; es confianza en que el Príncipe de la Paz transforma los corazones y las sociedades. En este tiempo, nuestra oración debe ser un clamor por la paz, comenzando por nuestras propias relaciones y extendiéndose al mundo entero.
Finalmente, Jesús nos exhorta a orar en todo momento para estar preparados. Adviento es un tiempo de conversión y de preparación interior, un momento para abrir nuestro corazón al Señor que viene. Como nos enseña San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Al iniciar este camino de Adviento, vivamos con vigilancia, esperanza y confianza, sabiendo que Cristo viene a renovar nuestra vida y a llenarla de su paz.
Equipo de Pastoral Vocacional