Después de haber sufrido el dolor de la incredulidad de los dirigentes religiosos, la humillación de un juicio injusto, el castigo físico de la flagelación, y la afrenta y burla de la coronación de espinas como rey falso, ahora va a sufrir el total rechazo de su pueblo, el pueblo elegido. Pilato muestra a Jesús lacerado desde el Pretorio, en un intento de que los acusadores se dieran por satisfechos. San Juan, testigo presencial, cuenta que “Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «He aquí al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «Crucifícalo, crucifícalo». […] Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran”[1].
Presentamos un ejemplo narrativo, en el lienzo de la Presentación de Jesús al pueblo, de Aracena, y otro que llamaríamos expresivo en los bustos del Ecce Homo y la Soledad de María, de Chucena.

Localización: Aracena, Hogar Reina de los Ángeles
Autor: Anónimo flamenco, círculo de Frans Francken I
Año: Hacia 1590.
Material: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 145 x 107 cm.
Pilato, desde el atrio del Pretorio, muestra a Jesús flagelado al pueblo. El autor sitúa la escena en tres planos: uno de fondo de una arquitectura de orden clásico, el tema de las figuras principales en una terraza o tribuna elevada, y el pueblo en primer término. Pilato, vestido con manto rojo y turbante oriental, se apoya en un podio, lleva la vara del poder y muestra a Jesús: Ecce Homo, Aquí tenéis a vuestro rey. Jesús, semidesnudo, con el cuerpo ensangrentado por los azotes y actitud humilde, refleja la aceptación del sacrificio redentor. Sobre su cabeza, rodeada de un halo luminoso, aún se halla la corona de espinas; las manos atadas y cruzadas sostienen una caña, burla del cetro real. Unos soldados y un sayón le aprisionan. Abajo, la multitud vociferante, sujetada por unos soldados, reclama la crucifixión. A la izquierda del estrado, uno del pueblo tiene ya preparado un madero de la cruz.
La composición y las figuras se inspiran en grabados flamencos del mismo tema de Johannes Wierix, de 1583, y de Martín de Vos, de 1586. El estilo del manierismo flamenco de la época es patente en el equilibrio de la composición, en los colores tornasolados y en la expresión de los rostros que vemos en el Tríptico del Calvario, de Frans Francken I, hacia 1585, del Hospital de las Bubas, y en el Ecce Homo, del antiguo convento sevillano de San Pedro de Alcántara, ambos en el Museo de Bellas Artes de Sevilla[2]. La pujanza económica de Sevilla y el comercio con América atrajo a numerosos artistas no solo de Castilla sino también de Flandes, entre ellos el posible autor de este cuadro. Figuró en la exposición Ave verum Corpus, de 2004[3].
El asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fue fundado el 7 de agosto de 1891, construyéndose el edificio y ornamentándose la capilla, antigua Ermita de la Misericordia, con cuadros e imágenes de donaciones particulares.

Localización: Chucena, Parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella
Autor: Anónimo, de escuela granadina, próximo a José de Mora.
Año: Hacia 1725.
Material: Escultura en madera policromada
Dimensiones: 60 cm.
Los sentimientos de Cristo, presentado y rechazado por su propio pueblo, quedan patentes en el conmovedor busto del Ecce Homo, venerado en la parroquial de Chucena, junto con el busto de la Mater Dolorosa[4]. Los signos externos muestran la humillación sufrida: la soga, la clámide roja, la caña a modo de cetro y la corona de espinas como falso rey. Pero toda la atención se centra en la mirada de profundo amor, que se dirige al Padre, a quien se ofrece en supremo sacrificio redentor. La composición y los rasgos estilísticos remiten a las obras granadinas de José de Mora.

Localización: Chucena, Parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella
Autor: Anónimo, de escuela granadina, próximo a José de Mora.
Año: Hacia 1725.
Material: Escultura en madera policromada
Dimensiones: 50 cm.
Al presentarnos de la Madre Dolorosa tan solo el busto, de colores planos en sus vestidos, consigue que nos centremos en los sentimientos de María, expresados en su rostro alargado, cejas arqueadas, ojos rasgados y llorosos, mirada baja, apenas manifestado el dolor de su corazón por unas pequeñas lágrimas que corren por sus mejillas[5]. Su parecido con la Dolorosa de la parroquia de San Roque de Sevilla nos remite al estilo de José de Mora, como sugiere López-Guadalupe en la exposición Arte y devoción de Andalucía, Sevilla, 2024-2025[6].
[Publicado en Huelva Información, 27-03-2025, p. 16]
[1] Jn 19, 5-7, 14-16.
[2] Enrique VALDIVIESO, La pintura en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, Ed. Galve, 1993, pp. 68, 92-95.
[3] Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, “Ecce Homo”, en Catálogo de la Exposición Ave verum Corpus, Huelva, 2003-2004, Publicaciones CajaSur, Córdoba, 2003, pp. 176-177.
[4] Juan Miguel GONZÁLEZ GÓMEZ, “Ecce Homo”, o.c., pp. 180-181.
[5] Juan Miguel GONZÁLEZ GÓMEZ, “Virgen de la Soledad”, en Catálogo de la Exposición Ave María, Publicaciones CajaSur, Córdoba, 2002, pp. 108-109.
[6] Juan Jesús LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, “Dolorosa”, en Catálogo de la Exposición Arte y devoción en Andalucía, Sevilla, 2024-2025, Fundación CajaSol, Sevilla, 2024, pp. 166-167.