«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo”». En esta frase imperativa se resume todo el pasaje evangélico que nos da Lucas para este domingo, XV del tiempo ordinario, siendo igualmente el resumen de los mandamientos de la Ley de Dios. Esta orden está dada a cada uno de nosotros, aunque no está exenta de dificultad, pero no por ello es inalcanzable ni excede las fuerzas humanas, como nos dice Moisés en la primera lectura de este domingo. Está claro que Dios no nos va a pedir algo que no podamos cumplir.
Analizando la enseñanza de Jesús dada al maestro de la ley, podemos llegar a darnos cuenta que nosotros podemos ser cada uno de los personajes que aparecen en distintos momentos de nuestra vida. Eso no debe servirnos de justificación, pero sí hacernos ver lo débiles que somos, y que quizás, en relación a la circunstancia personal que estemos pasando, podemos actuar de una u otra forma, y en algún momento vital ser el hombre que iba a Jericó, uno de los bandidos, el sacerdote, el levita, el samaritano o el posadero. Lo que sí debemos interiorizar profundamente es que cada uno de nosotros somos prójimo para los demás, del mismo modo que los demás lo son para nosotros.
«Anda y haz tú lo mismo» es la orden dada por el propio Jesús al maestro de la ley según la narración lucana, una orden que debe resonar con eco en nuestros oídos. Ese “haz tú lo mismo” se refiere a la actuación que tuvo el samaritano con el hombre asaltado y apaleado, es decir, actuar con misericordia, poniendo corazón y buen hacer en los asuntos que se nos presenten cada día. Para actuar con misericordia es fundamental tener humildad, y solo así se entenderá mejor la respuesta dada en el salmo de este domingo: «Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón».
Manuel Galán Cruz
Director del Secretariado de la Pastoral de Turismo de la Diócesis de Huelva