Los días 17 y 18 de octubre ha tenido lugar, en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el VII Encuentro de Oficinas Diocesanas de Protección del Menor y Personas Vulnerables, bajo el lema “Razones esperanzadas ante los gritos silenciosos de los abusos en menores”.
Durante estas jornadas, representantes de las distintas diócesis españolas han compartido reflexiones, experiencias y avances en el trabajo común por la creación de entornos pastorales seguros, especialmente en aquellos espacios donde los menores y personas vulnerables desarrollan su vida cristiana y comunitaria.
La Iglesia en España continúa así su compromiso firme con la prevención y acompañamiento, impulsando la elaboración y perfeccionamiento de los protocolos de actuación que garanticen respuestas adecuadas y eviten actuaciones improvisadas. Estos procedimientos son fruto de la experiencia acumulada en los últimos años, y buscan ofrecer un marco de actuación riguroso, transparente y profundamente humano.


Las intervenciones de los participantes pusieron de relieve que, en ámbitos como las parroquias, los centros educativos o la pastoral juvenil, los menores comienzan su crecimiento como personas y como cristianos, y estos deben ser espacios seguros y de confianza. En este sentido, el encuentro contó con las aportaciones y testimonios de los Misioneros Claretianos, la Orden de los Agustinos Recoletos y los Salesianos, quienes compartieron su trayectoria en la implantación de buenas prácticas de protección y formación preventiva.
Junto a las oficinas diocesanas, participaron también representantes de la CONFER, de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores y del Servicio para la Protección de Menores de la Conferencia Episcopal Italiana, enriqueciendo el diálogo con una perspectiva internacional y eclesial más amplia.
La Diócesis de Huelva estuvo representada por el director de su Oficina de Protección del Menor y Personas Vulnerables, Daniel Romero Tello, quien destacó “la importancia de seguir generando una cultura de cuidado y prevención que impregne toda la vida pastoral, poniendo siempre a las personas en el centro”.

