“Comienza para mí un vinculo nuevo con esta Iglesia particular que peregrina en Huelva”. Así se pronunciaba mons. Santiago Gómez, en la homilía de la celebración de su Toma de Posesión como obispo de Huelva. A las 20.00 horas de este sábado, 25 de julio, solemnidad de Santiago Apóstol, se iniciaba la ceremonia en la Santa Iglesia Catedral de Huelva, conforme a lo establecido, con la acogida del obispo a la puerta de la Catedral, donde se encontraban el arzobispo metropolitano, mons. Juan José Asenjo; mons. José Vilaplana, entonces aún administrador apostólico de Huelva; y el deán presidente del Cabildo, José Arturo Domínguez, así como miembros del Cabildo.
Tras los ritos iniciales en la puerta de la Catedral, mons. Gómez Sierra fue conducido a la capilla del Santísimo Sacramento, donde lo adoró unos instantes, para dirigirse posteriormente al claustro del campus universitario de La Merced, colindante al templo catedralicio, de donde partió la procesión hacia el altar.
Así comenzaba la Eucaristía del acto de Toma de Posesión, con el canto de la Coral de la Catedral de Huelva, bajo la dirección de Sergio Lazo y con David López como organista; y con la presencia de familiares de mons. Gómez Sierra y autoridades civiles y militares, como el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, acompañado en el banco también por la subdelegada del Gobierno de España, Manuela Parralo; y la delegada del Gobierno Andaluz, Bella Verano.
El turiferario, la Cruz y los ciriales encabezaban la procesión, también formada por diáconos, clero diocesano, vicarios, capitulares y presbíteros invitados, el Cabildo Catedral, miembros del colegio de consultores de la diócesis, el secretario canciller, Manuel Jesús Carrasco Terriza; el representante de la Nunciatura Apostólica, mons. Gian Luca Perici; los obispos de Jaén, mons. Amadeo Rodríguez; de Cádiz y Ceuta, mons. Rafael Zornoza; mons. José Mazuelos, administrador apostólico de la diócesis de Asidonia Jerez y obispo electo de Canarias; de Guadix, mons. Francisco Jesús Orozco; y mons. Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal Española. Seguidamente, el Arzobispo de Granada, mons. Javier Martínez, y el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, mons. Carlos Amigo; el administrador apostólico de Huelva, mons. José Vilaplana; el todavía obispo electo de Huelva, mons. Santiago Gómez; y el arzobispo metropolitano, mons. Juan José Asenjo, quien presidía y saludaba al Pueblo.
Posteriormente, mons. José Vilaplana, como administrador apostólico, dirigió unas cálidas palabras al que sería su sucesor después de catorce años al frente de la diócesis onubense: “querido hermano Santiago, te acogemos cordialmente como el que viene en el nombre del Señor, como sucesor de los Apóstoles para ser transparencia de Cristo, el Buen Pastor, en medio de esta Iglesia que peregrina en Huelva”, señaló.
D. José Vilaplana hizo referencia a una sociedad, marcada por la secularización, que “necesita más que nunca la Luz del Evangelio; nuestras familias sacudidas por una fuerte crisis demandan la orientación de la Iglesia para recuperar la transmisión de la fe en sus pasos iniciales; los jóvenes necesitan también ser escuchados y acompañados; las nuevas pobrezas y los emigrantes reclaman acogida y ayuda… Hay mucha tarea, querido hermano”.
Sin embargo, añadió, “el Señor ha enriquecido a esta Iglesia con un buen número de sacerdotes, religiosos y seminaristas y fieles laicos, dispuestos a trabajar por una Iglesia misionera, “en salida”, como dice el papa Francisco”. Y concluyó: “querido hermano Santiago, pedimos que el Espíritu Santo te ilumine y fortalezca en esta misión que hoy inicias entre nosotros”.
Tras la alocución del administrador apostólico de la diócesis, intervino el representante de la Nunciatura Apostólica, que trasladó el saludo del papa Francisco y del nuncio en España, mons. Bernardito Auza. Inmediatamente después, el canciller del obispado de Huelva, presentó las Letras Apostólicas del nombramiento del nuevo Obispo al Colegio de Consultores y se procedió a su lectura, para dar paso, propiamente, al acto de toma de posesión en el que mons. Santiago Gómez Sierra, cubierto con la mitra, se sentó en la Sede y recibió el báculo, entregado por mons. Asenjo, simbolizando con ello la sucesión apostólica y la continuidad pastoral.
Los asistentes mostraron su alegría con un aplauso para quien ya es sexto obispo de la Diócesis de Huelva. Seguidamente, una representación de los distintos sectores de la diócesis, iniciada por el vicario general, D. Francisco Echevarría Serrano, se acercó a la Cátedra para, en nombre del Pueblo de Dios, manifestar al nuevo obispo su obediencia y afecto.
Desde este momento, el ya Obispo de Huelva pasó a presidir una emotiva celebración en la que recordó, a través de su homilía, que “el obispo lleva siempre el anillo, signo de fidelidad y de vínculo nupcial con la Iglesia, su esposa. Así pues estoy celebrando con la Iglesia particular de Huelva mi vínculo nupcial”. También hizo referencia al apóstol Santiago, en su solemnidad, del que “podemos aprender a amar a la Iglesia como Cristo la ama”; y añadió, “los Apóstoles, sus sucesores los obispos y todos los bautizados no estamos destinados a ser anunciadores de ideas o de valores humanos por nobles que sean, sino testigos de la persona de Jesús, junto a quien permanecemos toda la vida como discípulos aprendiendo el camino del amor. Pero somos débiles, corremos el peligro, como también pasa en la vida matrimonial humana, de que se enfríe el amor y se vea tentada la fidelidad. Sea cual sea nuestra situación personal, Dios nos invita a recomenzar de nuevo, a iniciar una nueva etapa de amor y fidelidad”.
El Obispo de Huelva manifestó en sus palabras que muchas veces le ha ayudado espiritualmente la oración que el Papa Francisco formula en Evangelii Gaudium y que en este día quería repetir: “Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores”.
También habló de la Iglesia como misterio de comunión, subrayando que todos debemos contribuir a esta verdadera unidad sin ahogar la riqueza de la diversidad, “pues hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común” (1 Cor. 12, 4-7).
De esta manera, incidió en que el obispo, sus colaboradores más cercanos los sacerdotes y todos los fieles “debemos trabajar para hacer de nuestras parroquias y realidades pastorales lugares donde se experimente la presencia de Dios que nos ama, nos une y nos salva, y así asumir las diferencias enriquecedoras”, y continuó más adelante expresando que “la comunidad cristiana puede y debe generar un estilo de vida que propicie los vínculos entre las personas, la convivencia, la buena vecindad, la colaboración ciudadana, el acuerdo político, la solidaridad, la capacidad de conciliar el pasado y el presente de nuestra historia con una mirada esperanzada hacia el futuro”, en relación a la Iglesia como instrumento para propiciar los vínculos sociales, particularmente, con los pobres y excluidos.
Además, señaló que “la superación de toda enemistad con Dios y entre los hombres la ha realizado Cristo”, como expresó, “haciendo la paz por la sangre de su cruz” (Col 1, 20), aludiendo así a la cita que conforma su lema episcopal.
Al término de la celebración, se leyó el acta de Toma de Posesión y, tras la bendición y la Salve, las autoridades, así como representantes de delegaciones, comunidades y movimientos, además de otros asistentes, pasaron a saludar al nuevo Obispo de Huelva.