Contemplamos La Flagelación de Cristo, una de las mejores tablas del antiguo retablo del Salvador de Ayamonte, que hemos atribuido al pintor de Amberes Jan Sanders van Hemessen, y que probablemente fue realizado hacia 1540[1].
La acción punitiva se ubica en un patio poco profundo, limitado por una galería de arcos de medio punto sobre pilares con pares de columnas adosadas, de los que arrancan sendas bóvedas de cañón con decoración de casetones octogonales. Cristo, entre dos sayones, centra la escena, captada en el momento de mayor intensidad emocional. Los verdugos han comenzado a descargar sus golpes sobre Jesús, sobre cuya piel han comenzado a correr las primeras gotas de una sangre limpia y transparente, descritas con intencionalidad teológica. La figura de Cristo ha sido compuesta en un escorzo inspirado en el Torso del Belvedere: desde la cabeza hasta el talón se establece un ritmo quebrado de fuerte sabor manierista. La belleza de la figura se ve potenciada por la pulcritud y transparencia de la blanca piel, en acusado contraste con la impresión sórdida de los fuertes colores de los ropajes y la piel tostada de los sayones.
El rostro doliente de Cristo, de perfiles difuminados, deja translucir un gesto ensimismado en profunda oración redentora. De complexión robusta, se ven marcados los músculos trapecios y las clavículas al violentar la posición de los hombros. Los pectorales se aplastan, mientras que se producen pliegues abdominales por la inclinación del torso.
El sayón situado a la derecha de Cristo se arquea hacia atrás, presionado por el reducido espacio que permite la figura del Señor. Apoya un pie en la tarima del suplicio y el otro se retrasa, contraponiendo brazos y piernas. Con la mano izquierda agarra la cabeza de Cristo por el pelo, mientras levanta el brazo derecho con un flagelo de espinos en la mano, para descargar el golpe. El verdugo de la izquierda muestra una ferocidad rayana en la posesión diabólica: facciones grotescas, ojos desencajados, nariz gruesa, orejas anchas y deformes. El brazo derecho se cruza por delante del hombro y el izquierdo descansa sobre la pierna. Gira fuertemente la cabeza hacia la víctima para imprimir aún más violencia al gesto. El azote de seis cuerdas con tres nudos cada una, fijas a un largo mango torneado, va a caer fulminado sobre el torso de Cristo. La fuerza con la que aprieta la empuñadura hace que resalte la rudeza de los músculos y tendones del antebrazo. En la otra mano espera un segundo tipo de azote: un haz de varas de espinos, que el autor describe con extrema minuciosidad a base de finas pinceladas.
En varios planos se sitúan los personajes secundarios, los fariseos, vestidos con turbantes y túnicas orientales. En un plano intermedio, dos figuras acompañan al Pretor que porta una vara, en actitud de ordenar el suplicio. Apenas saliendo del arco del fondo se sitúa otro grupo de personas que contemplan sobrecogidas el sangriento espectáculo. Tras ellos, en el espacio cubierto por la bóveda, se halla un anciano, vestido con túnica verde y manto oro con aberturas laterales.
Las manchas cromáticas se distribuyen armónicamente en equilibrados contrastes. Los tonos puros del blanco del perizoma y las calidades nacaradas de la piel de Cristo se ven enmarcadas y potenciadas por los intensísimos tonos del rojo a su derecha, y el verde oscuro a su izquierda, sirviendo de eje el jaspeado marmóreo de la columna.
Caracteriza a Jan van Hemessen un realismo rural –dignificado por estudiados escorzos y envuelto en un marco clásico–, que le sirve para expresar un sincero y llano sentimiento religioso. La notable diferencia entre las figuras principales y las secundarias, así como la ambientación arquitectónica, nos hablan de la intervención de maestros colaboradores u oficiales de taller especializados, entre los que Wallen identifica a Jan Swart van Amstel o van Groningen[2], lo que permite datar esta obra hacia 1540.
Manuel Jesús Carrasco Terriza
[1]. CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús: Jan van Hemessen y el Retablo del Salvador de Ayamonte , Huelva, Academia de Ciencias, Artes y Letras, 2003, ps. 37-47.
[2]. WALLEN, Burr Edgar, Jan van Hemessen. An Antwerp Painter between Reform and Counter-Reform, Michigan, UMI Research Press, Studies in Renaissance Art History, 1983, ps. 89-95.