Recordando el acontecimiento de la Resurrección, que acaece al amanecer del primer día de la semana (desde entonces el dies Domini, el domingo), en las primeras luces del día se escenifica el encuentro de la Virgen Santísima con Cristo resucitado, presente en la Santa Eucaristía, o representado en su imagen. En la imagen “se ve, pero no está”, en la Eucaristía “está, pero no se ve”. La Ceremonia del Encuentro fue prohibida por las Constituciones del cardenal Niño de Guevara de 1604, aunque con poco efecto, porque en toda la archidiócesis se siguieron y se siguen celebrando estas piadosas representaciones[1]. Recordemos algunos ejemplos en la provincia de Huelva.
En Hinojos, la ceremonia conocida como “Los Abrazos” comienza cuando los cazadores disparan contra el Judas, un muñeco de pajas, telas y alambres hasta destrozarlo. Sale luego la Magdalena en busca de Jesús y, al hallarlo en la plaza, corre a comunicarlo a la Virgen de la Soledad, que finalmente se encuentra con su Hijo y lo abraza[2]. La imagen del Resucitado es una talla en madera policromada, del círculo de los Roldanes, de principios del siglo XVIII, como la Virgen.

La ceremonia del Encuentro adquiere particular intensidad cuando es la imagen de la Virgen la que se encuentra con el mismo Cristo presente en la Eucaristía, como ocurre en El Cerro de Andévalo con la Virgen de Albricias, o en Bollullos del Condado con la Virgen de las Alegrías. En El Cerro la celebración se denomina la “Mañana de Albricias”. Al término de la misa de Pascua, se realiza la procesión de la Virgen de Albricias y el Santísimo. Abre el cortejo la Danza de los Lanzaores, al son de la gaita y el tamboril, al que sigue las andas de la Virgen portada por mujeres, y el Santísimo bajo palio. Al llegar a la puerta sur de la iglesia, la Virgen se gira hacia el Santísimo, y los danzantes pasan por debajo de las andas, hasta venerar al Santísimo; regresan sin dar la espalda, y vuelven a pasar bajo el manto de la Virgen. Finalmente, la Virgen hace la reverencia al Santísimo, y girándose de nuevo, ingresan en el templo parroquial[3] .
En Bollullos del Condado, ya consta en 1768 la fiesta del Encuentro. El domingo de Pascua la Virgen de las Alegrías recorre las calles del pueblo hasta llegar a la plaza de la iglesia. El párroco, portando el Santísimo bajo palio, sale por la puerta del Sol, se acerca al paso de la Virgen, y, en ese momento, la Virgen hace tres reverencias a su Hijo resucitado, y finalmente ingresan en el templo[4].
En El Almendro, la fiesta de Pascua se celebra en dos momentos, enlazados entre sí por la Danza de los Cirochos. En la parroquia, a primera hora se celebra la misa y procesión del Resucitado, – obra de Juan Abascal, 1995 –, acompañado por la danza. Al terminar, todos se desplazan a la ermita en el Prado de Osma, y sale en procesión la Virgen de Piedras Albas, con los danzantes. Es la primera romería del calendario mariano de la provincia[5]. Y con razón: “Y pues fue en la Pasión / mi Madre la delantera, / sea en gozar la primera / mi santa resurrección / como Madre verdadera”[6].
Recordemos, finalmente, otras imágenes recientes del Resucitado que procesionan en la mañana de Pascua, como las de Ayamonte y Huelva, que nada tienen que envidiar a los grandes escultores de siglos pasados.

Localización: Ayamonte. Parroquia de las Angustias
Autor: Francisco Zamudio Barroso
Año: 1991
Material: Madera policromada
Dimensiones: 1,83 m.
Bellísima imagen de un Cristo victorioso y triunfante sobre la muerte. De una perfecta y vigorosa anatomía, levanta el brazo derecho bendiciendo al pueblo, y con la izquierda sujeta el sudario blanco, que cae desde el hombro derecho. Conserva las llagas de manos, pies y costado. Retasa un poco la pierna derecha, dando con ello dinamismo a la figura. Ya figura la procesión del Resucitado en los Estatutos de la Hermandad de la Vera Cruz de 1581[7]. Procesiona en la mañana del domingo con María Santísima de la Victoria.

Localización: Huelva. Parroquia del Pilar
Autor: Elías Rodríguez Picón
Año: 2003
Material: Madera policromada
Dimensiones: 1,85 m.
La imagen de Cristo resucitado recorre el Barrio de la Hispanidad y Verdeluz, cautivando a sus devotos con su potente mirada. De cuerpo enjuto y anatomía bien marcada, de pie, exonera un poco la pierna derecha, levanta el brazo derecho, en actitud de bendición, y exhibe en ambas manos las heridas de los clavos. Se cubre con un paño de pureza muy movido, sujeto con una cuerda. Sobre el hombro y un brazo sostiene un manto rojo. Le acompaña María Santísima de la Luz, también de Elías Rodríguez Picón.
Manuel Jesús Carrasco Terriza
[Publicado en Huelva Información, 24-04-2025, pág. 12]
[1] Ramón CAÑIZARES JAPÓN, “Las hermandades de la Soledad en el antiguo Reino de Sevilla”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla. N.º 609 a 612. Sevilla, noviembre de 2009 a febrero de 2010.
[2] Pedro DÍAZ ORTEGA, “Cristo resucita en Hinojos”, en Boletín de las Cofradías, 453 (nov. 1996) 64-65.
[3] Juan AGUDO TORRICO, et alii, Danzas de la provincia de Huelva, Huelva, Diputación Provincial, 2010, p. 153-179.
[4] Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, María, Mujer Eucarística, “María, mujer eucarística, en el arte. Iconografía de la Virgen de la Bella”, en Estudios Marianos 87 (2021) 222.
[5] Danzas de la provincia de Huelva, o.c., pp. 131-149.
[6] LOPE DE VEGA (atrib.) Las albricias de Nuestra Señora, en Laurentino María HERRÁN, Mariología poética española, BAC Maior, 34, Madrid, 1988, p. 625.
[7] María Antonia MORENO FLORES, Raíces de una cofradía, Ayamonte, 2003, pp. 340-343.