HACE 1700 AÑOS
El día 20 de mayo del año 325 se celebró, en la ciudad de Nicea, en la antigua provincia griega de BITINIA del imperio romano, -hoy la ciudad turca de IZNIC- el que será el primero de los “Concilios Ecuménicos” de las Iglesias cristianas. Una reunión -universal- de los obispos para definir, clarificar o exponer los misterios de la Fe. Sobre todo, cuando surgen personas que con sus explicaciones erróneas del “depósito de la fe” crean la división o grupos en el cuerpo unitario de la Iglesia de Cristo.
La libertad religiosa que suponía una reunión de este estilo, después de casi tres siglos de persecución del poder imperial a los cristianos, tiene su base en los edictos de Galerio en Sérdica (311) y de Constantino y Licinio en Milán (313). En 12 años de libertad la Iglesia va a ir transformando la sociedad. El pensamiento se siente libre para exponer “el depósito de la fe” del que san Pablo hablaba a Timoteo. Y puede surgir el error, peligroso, cuando el propio criterio se convierte en idea cerril. Ya advertía san Pablo a los presbíteros de Éfeso en Mileto que “se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño” (Hch 20,29). Errores como el de Meletio y, sobre todo, el de Arrio de Alejandría, que cuestiona la divinidad de Jesucristo, hace saltar la alarma y suscita la “sinodalidad” de las Iglesias.
Es el propio emperador Constantino quien convoca la reunión y ofrece su palacio “de verano” a orillas del espléndido lago que lleva el nombre de Nicea. Acuden 318 obispos de los 1800 que calculan los historiadores a las “sesiones”, si usamos terminología actual, que duraron hasta el 25 de julio. El papa Silvestre no acude “por mayor”, dice Eusebio de Cesarea.
Se proclama la divinidad de Dios: uno en esencia y trino en personas. Y se clarifica la divinidad de Jesucristo: “Consustancial al Padre”= “de la misma naturaleza que el Padre”. En el Primer concilio de Constantinopla (381) se completa la doctrina de la divinidad de las tres divinas personas cuando ha surgido otro listo, Macedonio. negándosela al Espíritu Santo. De ahí que el “credo de los Apóstoles”, con las clarificaciones de ambos concilios, pasará a ser llamado “credo nicenoconstantinopolitano”.
Si puedo hacer una sugerencia a nuestro clero. Observo que nuestras feligresías parece que van perdiendo el conocimiento de ese credo. Por lo visto, por piedad y por abreviar, les pedimos recitar cada domingo “el credo corto”.
Fr. Teodoro López