Este domingo, día 5 de mayo, nuestro obispo, José Vilaplana, asistirá a la inauguración de las pinturas de la parroquia de Nuestra Señora de la Antigua de La Umbría, que han sido sometidas a un proceso de restauración.
En octubre de 2017 comenzaron los trabajos de actuación de estas pinturas a cargo de la restauradora Inmaculada Garrido Márquez. Dicha obra fue promovida originariamente por el grupo parroquial, encabezado por su párroco, Juan Antonio Ruíz Artola, y el anterior alcalde pedáneo, Pedro Bernal. La financiación se ha conseguido por varias vías: un 25 por ciento lo aporta el Ayuntamiento de Aracena, otro 25 por ciento la Asociación del Pilar de La Umbría y, el resto, es sufragado a través de donaciones y el esfuerzo de la parroquia.
Las pinturas murales, datadas en el siglo XVII, presentan en la bóveda de crucería los tetramorfos, donde cada uno de los cuatro evangelistas son representados en la zona central, en cada uno de los plementos. En el plemento situado justo encima del retablo mayor se encuentra San Juan Evangelista, a su izquierda San Mateo con la representación de un querubín en la zona inferior, a los pies del presbiterio, San Marcos, acompañado por un león, y en lateral derecho, San Lucas, la figura más difusa, sin elemento iconográfico reconocible.
Se desconoce por el momento la autoría de las pinturas, sin embargo, se han podido recuperar recientemente varios libros parroquiales que se encontraban en la Iglesia de Puerto Moral, siendo el más antiguo del siglo XVI. Es probable que tras su transcripción y lectura podamos hallar referencias documentales a la cronología y autoría de las pinturas. Ya que se sitúan cronológicamente en el siglo XVII.
La obra presentaba grietas de gran dimensión y grosor, lagunas de preparación y policromía, pandeos y deformaciones, oquedades, parches de cemento, descohesión de la capa pictórica y escamaciones, pulverulencias y exfoliaciones, alteraciones cromáticas y repintes, manchas de humedad, sales, capas de cal en el arranque de los nervios y toda la moldura perimetral que las enmarca, biodeterioro y acumulación de polvo y suciedad grasa proveniente del humo de las velas. Especial mención requiere el sellado de las grietas realizado anteriormente como medida de emergencia para evitar filtraciones ya que “ha sido una actuación inadecuada”, según destaca la restauradora.
La propuesta de tratamiento ha consistido en el engasado de aquellas zonas de mortero en peligro de desprendimiento, así como fijación preventiva o retirada de otros elementos; fijación de película pictórica; limpieza mecánica, limpieza química de suciedad grasa y de origen orgánico con la utilización disolvente idóneo; y eliminación de capas de cal y de silicona en grietas; consolidación de oquedades y sellado de grietas; retirada de parches, reposición y consolidación de morteros; reintegración cromática y protección final. Además, tras la restauración de la bóveda, se ha intervenido en dos Retablitos de mampostería, el del Sagrado Corazón y el de la Inmaculada.