Pilar Vizcaíno es directora de Cáritas Diocesana de Huelva
El próximo domingo celebramos el Día de la Caridad. ¿Cómo nos podemos encontrar con Cristo?
Cada Corpus Christi la Iglesia celebra de una manera especial el Día de la Caridad. Para nosotros es una fiesta porque nos sigue invitando y concienciando a vivir desde el amor. Y es que para el cristiano, para el que se sabe discípulo de Cristo, el amor significa partirse y entregarse al estilo de Jesús. No en vano, cada eucaristía recordamos que lo hacemos por Cristo, con Cristo y en Cristo. Así, las personas que entregan su vida por los más desfavorecidos, viviéndolo como auténtico signo de la fraternidad que este mundo necesita, son sin duda, las que han encontrado el tesoro del Evangelio, la perla que muchos hoy, en una sociedad cada vez más desvinculada, siguen buscando. Buscar el rostro de Cristo sigue siendo hoy un misterio que muchas veces no llegamos a comprender. Pero ese rostro, el del propio Dios, está intrínseco y se encuentra en cada ser humano. Todo un Dios que se hizo, Él mismo, caridad, para que cada vez que hiciéramos un signo de amor con las aquellos hermanos más pequeños, a Él se lo hacíamos. De ahí que la vida de cada persona que está detrás de los datos que muestra Cáritas en su Memoria, sea sagrada.
¿Y cómo marcan estas historias reales vuestra labor?
Estas vidas e historias reales de las personas que atendemos nos hacen descubrir nuestra vocación en la Iglesia al servicio de los más desfavorecidos. En este sentido, la inmensa mayoría de las personas que estamos en Caritas podemos decir que el encuentro con las personas que sufren situaciones de vulnerabilidad, de pobreza, de debilidad nos ha hecho vivir verdaderas experiencias Dios. Ellas nos construyen por dentro, por eso es común escuchar en todos los voluntarios y los que trabajan al servicio de los más necesitados que es mucho más lo que se recibe que lo que se da.
También es importante acercar esta realidad a los más pequeños y lo habéis hecho a través de un cuento…
Sí, este año en la Memoria, además de contar los datos, hemos contado un cuento. Los protagonistas de nuestra memoria son los mayores y los niños. Así, hemos querido dar la importancia que tiene en una institución como Caritas, y en la propia Iglesia, a la transmisión de la fe recibida, de abuelos y padres a nietos. En este sentido, es una abuela que puede ser cualquier voluntaria de nuestras parroquias, la que cuenta a su nieto cómo vive la fe desde el servicio y qué sentido tiene para ella su entrega cada día, en la esperanza de que, algún día, su nieto, pueda descubrir el sentido de seguir partiendo su pan con los demás como lo hizo el propio Cristo.
¿Cuál es la radiografía del usuario de Cáritas?
El perfil de Caritas, de la persona que acude a la parroquia a solicitar ayuda no ha cambiado en gran medida, suele ser una mujer, de mediana edad, con hijos a su cargo y, en ocasiones, de familia monoparental. Sí es cierto que se están incluyendo entre los colectivos que atendemos a los ex-menas o menores de 18 años que han salido de centros de menores y necesitan seguir dando pasos en la formación y en los estudios y tener un hogar que no tienen. Además, se van incorporando las atenciones a personas mayores, principalmente en zonas donde hay más dispersión geográfica y los hijos no viven con ellos por haber tenido que salir y vivir fuera buscando empleo. Los asentamientos siguen siendo un centro de atención prioritario para caritas Diocesana de Huelva, no sólo por la vulnerabilidad y situaciones de exclusión que allí se viven, sino porque son, sin duda, lugares donde no existen condiciones de vida dignas ni posibilidad de tener acceso a derechos humanos las personas que allí viven.