Son muchas las acciones que distintas hermandades de toda la diócesis están poniendo en marcha y que vamos conociendo a través de las redes sociales. Principalmente destinadas a acompañar a los mayores y atender sus necesidades, uno de estos ejemplos es el de la Hermandad del Nazareno de Huelva, tal y como nos cuenta Juan José Jiménez, uno de sus hermanos.
Estamos pasando unos días muy duros por todo lo concerniente a la pandemia. Para nuestra Hermandad además fueron días especialmente de sentimientos muy contradictorios ya que teníamos al Señr en el Altar Mayor de la Iglesia de la Concepción (aún permanece allí esperando que todo esto finalice), y tras el comunicado de las nuevas disposiciones del Consejo Episcopal en respuesta al estado de alarma se tomó la decisión de la suspensión de los cultos de las Hermandades. Teníamos todo preparado para la celebración del Devoto Quinario en honor a Nuestro Titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno, entre la tercera y cuarta Domínica de Cuaresma como marcan nuestras reglas.
Esta suspensión no impidió que los hermanos y devotos hiciéramos nuestras oraciones siguiendo el rezo del Quinario difundiendo las lecturas del día a través de las redes sociales, con oración personal, participando en la misa dominical de D. Diego retransmitida en directo por facebook, en definitiva, como pudimos…
El domingo 22 de marzo tenía que celebrarse la Función Principal y Él seguía en Altar mayor mirándonos a todos pidiéndonos compasión por los más necesitados y los mayores son ahora el colectivo que más necesita nuestra atención. Nuestra Hermandad cuenta con aproximadamente más de 200 hermanos que superan los 60 años de edad. Son los que nos transmitieron la fe y devoción, y ahora son los que necesitan en estos momen- tos de nuestra ayuda y atención.
Esta Junta de Gobierno habíamos adquirido un importante compromiso con las personas mayores de la Hermandad y veníamos organizando el proyecto y actuaciones de atención y acompañamiento en las áreas de trabajo de la Obra Social “Jesús Nazareno” y precisamente ese mismo domingo de nuestra Función Principal de Instituto, domingo de “gaudete”” o “”laetare”, que significan gozo, sentimos que el Señor nos llama a la acción y decidimos impulsar esta iniciativa de mantener un contacto continuo y permanente con nuestros hermanos más mayores en la situación actual de confinamiento.
El Servicio de atención a los hermanos más mayores tiene como finalidad mantener comunicación directa, vía telefónica, con todos los hermanos y hermanas mayores al objeto de conocer si se encuentran bien, su estado de salud físico y anímico, así como detectar posibles necesidades, incluida la de compañía y charla a través del telé- fono para que ninguna persona se sienta sola.
Este proyecto, de hecho, venimos organizándolo un grupo de hermanos con experiencia que han decidido constituirse en Consejo de Mayores, formado por aproximadamente por 20 personas. Es significativo también el hecho que este Consejo de Mayores se haya impulsado desde la Comisión de Caridad de la Obra Social porque entendíamos que a través de los mayores nos acercamos más a aquellos hermanos que ahora más necesitan de la Hermandad.
Solicitamos hermanos voluntarios y ese mismo día configuramos un grupo de más de 20 hermanos y hermanas dispuestos a colaborar. Algunos se ofrecieron por las redes sociales, por los grupos de whatssap, etc. Organizamos un pequeño protocolo y nos pusimos manos a la obra.
Es importante destacar la enriquecedora experiencia que también está suponiendo para estos hermanos voluntarios que como nos dicen “nos llena de gratitud y nos fortalece el alma”. De hecho se están ofreciendo para continuar con la experiencia después que pase to- do esto, a acompañarles a orar delante de las imágenes de Jesús Nazareno y Ma Sta de la Amargura. Estamos muy agradecidos a estos hermanos voluntarios por el cariño y amor que muestran en cada llamada.
Intentamos ser creativos, enviando por whatssap fotos del Señor, audios de las marchas de nuestra Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno, que han sido cedidas para esta labor y así poder alegrarles un poco esta situación a nuestros mayores. Alguna persona mayor llamó después pidiendo que se les envia- se más audios de marcha.
Después de haber establecido los contactos podemos decir que tenemos la tranquilidad que en general los hermanos mayores están siendo muy bien atendidos por sus familias. Cuando no logramos contactar buscamos alternativas localizando a familiares, hermanos vecinos, etc. que puedan darnos información de que están siendo atendidos.
En principio, las llamadas les causa auténtica sorpresa, luego le hablas del Señor y se abren absolutamente a todo, es impresionante la experiencia. Nos hace reflexionar el hecho de que algunos no han manifestado que creían que se les llama por la cuota.
Nos quedamos sobre todo con el agradecimiento que nos han mostrado en que la Hermandad se acuerde de ellos en esto momentos. Son hermanos que muchos llevan más de 75 años y un gran número superan los 50 años en la Hermandad ¡toda una vida!
También nos han manifestado el temor a enfermar y morir solos, y que no puedan ser ni velados. Está siendo muy triste todo esto. Una de las personas mayores, con 90 años, nos ha dicho: “estoy muy bien hijo gracias al Nazareno que es muy grande”. Otra hermana nos dice “Me enfado con Él y al momento tengo que ir a darle las gracias por todo lo bueno que tengo, porque Él me lo da”. Tenemos una hermana que su marido había fallecido hace poco tiempo y le daba las gracias a su Nazareno por habérselo llevado antes de todo esto y al menos poderle hacer un entierro como a él le hubiese gustado”.
Es importantísimo recuperar las conver- saciones, la escucha, … esta situación que estamos viviendo nos tiene que permitir a todos en lo personal y a las hermandades valorar estos espacios de acogida, de acompañamiento, en definitiva, de en- cuentro con el otro. En las Hermandades sino hay fraternidad tampoco hay Hermandad. Por tanto, estas iniciativas hacen HERMANDAD.