Pilar Vizcaíno Macías, directora de Cáritas Diocesana de Huelva
Parece que con la pandemia ha llegado la hora de la verdad o, tal vez, ¿siempre lo ha sido?
Desde nuestro compromiso, no puede ser de otra forma. Nosotros vivimos desde el compromiso, desde la gratuidad y desde la entrega y el servicio, con pandemia y sin pandemia. Eso nunca ha cambiado. Sí es verdad que aún se ha despertado más la solidaridad en muchas personas. Nosotros hicimos una propuesta a la comunidad cristiana, a empresas y a la sociedad en general y ha sido indescriptible la respuesta que hemos recibido ante este llamamiento. Muchos han querido ayudar y aportar su granito de arena para que otros muchos pudieran salir adelante en medio de esta situación, tantas personas que nos han necesitado durante estos meses, y nos van a seguir necesitando, puedan contar con un mínimo de ayuda que desde ese trabajo que hacemos siempre desde la promoción en Cáritas pueda seguirse desarrollando.
La campaña de este año apela al poder de cada persona y a no dejarse llevar por la indiferencia, ¿no es así?
Sí. Está enmarcada en una campaña general de Cáritas Española con el lema “Cada gesto cuenta” al que se le añade “El poder de cada persona”. Es decir, si individualmente durante la pandemia hemos sido capaces de poner de manifiesto lo que podemos hacer por los demás, imaginémonos el poder colectivo que tenemos como comunidad y como sociedad. Eso es lo que Cáritas quiere resaltar: el poder que tenemos “todos juntos” para sacar adelante situaciones de fragilidad, debilidad y pobreza de muchas personas para darles otra esperanza.
¿Cómo ha venido acompañando Cáritas Diocesana durante este tiempo?
Ha sido desbordante. Indescriptible. No se me ocurre otra palabra. Hemos tenido el lema institucional “La Caridad no cierra” y, efectivamente, no solo no hemos cerrado sino que nos hemos visto verdaderamente desbordados. La Iglesia no puede cerrar sus puertas y mucho menos a los pobres, atenta a las necesidades, presente en la realidad y atendiendo a todo lo que necesitan las personas. El cerrojazo de un día para otro del confinamiento supuso que a muchas personas le pilló sin ahorros, sin trabajo, sin capacidad para organizar su vida con lo mínimo… y esto supuso, al principio, un aluvión de personas pidiendo para comer. A esto se unió la apertura de la campaña agrícola en Huelva en la que los empresarios freseros pidieron mano de obra y esto posibilitó realizar algunos convenios con empresas por los que hemos podido mandar a muchísimas personas a trabajar en plena pandemia. Nadie es capaz de saber la cantidad de miles de llamadas que se han recibido en Cáritas, porque personas de todo tipo y clase social lo habían perdido todo, chavales universitarios que sus padres habían quedado en el paro, etc. Días de mucha intensidad que parece que ya quedan lejos en los que todos los teléfonos de Cáritas sonaban a la vez y sin parar.
Y lo que está por venir también nos tiene que coger preparados a todos, ¿verdad?
Nunca estamos suficientemente preparados. El covid ha venido a plantearnos muchas cosas de nuestra vida, nos ha hecho salir de nuestra comodidad, a sacarnos de nuestras casillas, a ponernos nerviosos ante muchas situaciones; ha venido a hacernos ver que era necesario buscar la calma y la paz que en ese momento era tan necesaria, a dar consuelo a los que lloran, a acompañar en el duelo sin la presencia. Ha venido a ponernos de manifiesto que no somos nada sin el otro, que debemos estar pendientes del sufrimiento de otros. El covid ha venido a plantearnos y hacernos reflexionar sobre nuestro verdadero compromiso de vida cristiana, a saber si es cierto que somos miembros de un solo cuerpo y que el cuerpo te duele porque te duele el otro. El covid ha venido para decirnos que la vida de entrega y compromiso implica estar cerca del otro, acompañarlo, ser sensibles y más eficaces en nuestra misión. El covid ha venido para hacernos ver que para prepararnos debemos trabajar nuestras actitudes de estar alertas y atentos a la realidad de cada momento.
El próximo domingo celebramos el Corpus y el Día de la Caridad y por estas fechas Cáritas presenta los datos de la memoria del año anterior. ¿Cuáles son los más significativos?
Daremos a conocer estos datos próximamente sobre la actividad de Cáritas Diocesana en 2019. Recordando esa famosa crisis que nos llegó en 2007-2008 y que tantos estragos hizo en tantos sectores de la población española y en tantas familias, hemos venido trabajando en esa reincorporación al mercado laboral y en la promoción de estas personas para que fueran saliendo adelante. Nosotros no atendemos necesidades, sino personas. Y entendemos que estas personas tienen una serie de necesidades detrás por los que hay que acompañarlas, poniéndoles siempre nombre y apellidos. Hemos visto un descenso en el número de personas atendidas, no obstante, se han visto incrementadas el número de atenciones. Esto significa que hay sectores de la población que todavía estaban en el año 2019 muy cronificados, donde las situaciones de pobreza, más allá de la economía, afectan a muchas realidades del ámbito familiar (los niños, la soledad de muchos ancianos, la falta de formación, habilidades y proyección laboral de jóvenes y adultos, etc.). Cáritas se vuelca en todo esto que significa promocionar a la persona y, por tanto, esto exige un seguimiento y acompañamiento más continuado de personas que no es tan puntual o de emergencia, sino que su atención es realizada desde distintos frentes o áreas. Ahora, la emergencia exige que atendamos primeras necesidades, pero nuestro modelo de acción social tiene ese sentido integral que les hace a ellos protagonistas de sus propios cambios hacia una vida más normalizada –aunque esta palabra esté ahora de moda–, donde su dignidad sea reconocida y reconocible y puedan sacar a su familia adelante.