Queridos hermanos y hermanas:
Bendecimos y damos gracias a Dios, de corazón y con gran alegría, al dar la más cordial bienvenida a nuestra Iglesia diocesana de Huelva a su nuevo Obispo, Don Santiago Gómez Sierra.
Querido hermano Santiago, te acogemos cordialmente como el que viene en nombre del Señor, como sucesor de los Apóstoles para ser transparencia de Cristo, el Buen Pastor, en medio de esta Iglesia que peregrina en Huelva.
Llegas a nosotros después de un largo recorrido pastoral en las Diócesis hermanas de Córdoba, en la que has servido como sacerdote desempeñando cargos de gran responsabilidad, y de Sevilla, en la que has colaborado con nuestro Arzobispo Don Juan José, como Obispo Auxiliar. Has adquirido una firme experiencia como servidor fiel y solícito del bien de la Iglesia, como trabajador incansable y humilde servidor. Te has distinguido por tu preparación y dedicación como pastor preocupado por la educación de las jóvenes generaciones, tan necesitadas de adquirir una formación cristiana sólida para afrontar los retos del presente.
Gracias, querido hermano, porque has querido venir cuanto antes a servir a esta tu nueva Diócesis, mostrando interés e ilusión por comenzar tu acción pastoral. Debido a las circunstancias ocasionadas por la actual pandemia sólo podrá recibirte en esta Catedral un reducido número de sacerdotes, religiosos y fieles laicos, pero te aseguro que a través de los medios de comunicación son muchos los que están atentos a tu llegada, orando por ti, unidos espiritualmente a esta celebración y acogiéndote de corazón como su nuevo pastor.
Hace catorce años nuestro querido y recordado Don Ignacio Noguer me decía estas palabras, que hoy te digo a ti: “dentro de pocos momentos recibirás el Báculo de Pastor que te acredita como nuevo eslabón en la cadena de la Sucesión Apostólica de esta Diócesis, a la que no faltan testimonios de fe, cuyos vestigios se remontan a los primeros siglos de la era cristiana, y alcanza su máximo esplendor con la gran epopeya del anuncio de Cristo a los pueblos del Nuevo Mundo, guiados por María, la Estrella de la Evangelización”. Me recordaba también que esta Diócesis es joven (tú eres el sexto obispo) y sin embargo ha tenido el privilegio de ser visitada por el Papa San Juan Pablo II, que en sus mensajes recuerda que el mejor de los proyectos de ayer, de hoy y de siempre, será la presencia viva de Jesucristo entre nosotros. Tú, querido hermano Santiago, en tu primer mensaje a la Diócesis las has recordado: El programa es Jesucristo. Conocerlo, amarlo y seguirlo es nuestra pasión.
Nuestra sociedad, marcada por la secularización, necesita más que nunca la Luz del Evangelio; nuestras familias sacudidas por una fuerte crisis demandan la orientación de la Iglesia para recuperar la transmisión de la fe en sus pasos iniciales; los jóvenes necesitan también ser escuchados y acompañados; las nuevas pobrezas y los emigrantes reclaman acogida y ayuda… Hay mucha tarea, querido hermano.
Pero el Señor ha enriquecido a esta Iglesia con un buen número de sacerdotes, religiosos y seminaristas y fieles laicos, dispuestos a trabajar por una Iglesia misionera, “en salida”, como dice el Papa Francisco. Nuestro pueblo mantiene viva una fuerte religiosidad popular y una devoción entrañable hacia la Madre de Dios, que ofrecen una oportunidad para crecer en la fe. Nuestra comunidad cristiana ha dado pruebas de una generosa solidaridad, expresada en los pasados años de la crisis económica y en las presentes circunstancias del tiempo de pandemia.
Querido hermano Santiago, pedimos que el Espíritu Santo te ilumine y fortalezca en esta misión que hoy inicias entre nosotros. Que la Santísima Virgen, la Inmaculada, Patrona de nuestra Diócesis, te proteja con su manto maternal, y que el Apóstol Santiago y nuestro Patrón, San Leandro, intercedan por ti para que continúes la labor apostólica con valentía, sabiduría y caridad pastoral.
¡Bienvenido, querido hermano Santiago, Obispo de Huelva!
✠ José Vilaplana Blasco
Administrador Apostólico de Huelva