La Diócesis de Huelva centrará su actividad este año con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en Hinojos, con un programa de actos que se prolongará desde el viernes, 25 de septiembre, hasta el tiempo de Navidad, destacando entre esos días la Eucaristía que presidirá nuestro obispo, Santiago Gómez, este domingo, 27 de septiembre, a las 11.00 horas en la plaza de la parroquia de Santiago Apóstol.
La población actual de Hinojos es de 3.976 habitantes, de los cuales 233 son extranjeros, principalmente rumanos y marroquíes. Tiene una extensión de 319,88 km² y una densidad de 12,8 hab/km² que se ha mantenido estable en la última década sin grandes cambios. Dispone de un alto grado de integración y su economía se basa fundamentalmente en la explotación agrícola, ganadera, maderera, y otras empresas locales de servicios, siendo el verdeo de aceituna de mesa la actividad principal.
Tal y como destaca el director del Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Huelva, Emilio Muñoz, “millones de personas dejan sus casas y sus familias en busca de paz, tranquilidad, seguridad…, en busca de un futuro mejor. Las guerras, las persecuciones por diversos motivos, la trata y la esclavitud en múltiples formas provocan este desplazamiento humano imparable que se ha convertido en un sufrimiento tremendo por falta de corredores humanitarios y políticas de acogida más dignas”. Muñoz Jorva insiste en que “es un drama al que ningún cristiano puede quedar ajeno” y en que “en estos momentos de angustia y temor por la pandemia” es importante no olvidar a quienes, además, “no saben a dónde ir ni qué futuro les espera”.
Desde 2011, esta celebración diocesana recorre los municipios con una importante población inmigrante, impulsando aquellos proyectos sociales, de entidades civiles y religiosas, que trabajan por la integración. Sagrado Corazón de Jesús de Huelva (2011), Palos de la Frontera (2012), San Bartolomé de la Torre (2013), Lepe (2014), Moguer (2015), Catedral de Huelva (2016), Cartaya (2017), Almonte (2018) y Mazagón (2019), han sido sedes de las ediciones anteriores.
De todas las iniciativas que se vayan a realizar se irá informando, así como de las medidas y normas sanitarias respecto a la Covid-19 que se vayan señalando para cada una de las citas, como el uso de mascarillas o el respeto de la distancia de seguridad.
“Como Jesucristo, obligados a huir”
Este próximo domingo, 27 de septiembre, la Iglesia celebra la Jornada del Migrante y del Refugiado con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir”, que pone el acento en los desplazados internos, que viven en lo que el Papa Francisco define en su mensaje como “un drama a menudo invisible, que la crisis mundial causada por la pandemia del COVID-19 ha agravado. De hecho, esta crisis, debido a su intensidad, gravedad y extensión geográfica, ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales”. Asimismo, extiende su mensaje “a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19”.
El Papa señala que “en la huida a Egipto, el niño Jesús experimentó, junto con sus padres, la trágica condición de desplazado y refugiado” y “lamentablemente, en nuestros días, millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad”, por lo que recuerda la importancia de los cuatro verbos que propuso con motivo de la jornada de 2018 y que hacían referencia a acoger, proteger, promover e integrar a estas personas en las que podemos reconocer el rostro de Cristo.
A todo ello, añade la necesidad de “conocer para comprender”: “si conocemos sus historias, lograremos comprender. Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados”. También “hacerse prójimo para servir”, y añade que “los miedos y los prejuicios —tantos prejuicios—, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden “acercarnos como prójimos” y servirles con amor”. “Para reconciliarse se requiere escuchar”, subraya, de manera que “el amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa”. Además, indica que “para crecer hay que compartir”. “Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie”; se necesita “involucrar para promover”, de manera que “si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate”; “colaborar para construir”, porque “la construcción del Reino de Dios es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Y en el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 abril 2020)”.
Por su parte, los Obispos de la Subcomisión Episcopal de Migraciones y Movilidad Humana han subrayado en su carta con motivo de esta jornada que “la Iglesia española quiere secundar las directrices del pontífice como directrices generales, porque en nuestro país no existen propiamente desplazados internos. ¿Pero no son desplazados internos las víctimas de trata que en nuestro país se desplazan huyendo de las mafias? ¿No son desplazados internos quien por las consecuencias económicas de la pandemia han tenido que cambiar de provincia, ciudad, barrio o casa? Y quienes han quedado al margen del sistema, engrosando el colectivo de pobreza severa ¿no son desplazados internos? ¿Cómo llamamos a los que han seguido llegando a nuestra patria en estos días terribles de la crisis sanitaria y deambulan de lugar en lugar? ¿No es deber nuestro darles visibilidad?”.
Así pues, “se trata de sensibilizar a la comunidad cristiana que reconoce a Jesús en cada persona obligada a huir. Se trata de sensibilizar a la sociedad española para que asegure los derechos de la dignidad humana a toda persona obligada a desplazarse. Todo lo que trabajemos por ellos y con ellos será poco”, insisten los obispos, al tiempo que apuntan que “la situación en Europa y en España es muy preocupante dado que las previsiones para el tratamiento del fenómeno migratorio, van a afectar muy dolorosamente a las personas en movilidad humana ya sea por la enfermedad y sus secuelas, y por la previsible crisis social, económica, etc. que se avecina”.
Materiales de la Jornada del Migrante y del Refugiado