La pasada semana recibimos la visita de Xabier Gómez OP, Director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal. Una visita exprés que abría una puerta a la visibilización de la realidad migratoria en Huelva.
El objetivo principal era que contactara con los agentes que componen ese complejo entramado que deja atrás a tantos inmigrantes en nuestra diócesis, y por ello comenzamos por una ruta que mostrara el sistema productivo que determina como pivota la sociedad de nuestra provincia sobre sectores tan arrinconados como la minería, la pesca, o la industria naval, frente a los poderosos sectores, el puerto y la industria petroquímica. En medio el campo. Y es que la historia de Huelva está muy ligada a la migración interna y a la precariedad laboral, ahora migración de otros países pero con mayores diferencias en cuanto a derechos y a condiciones dignas de los trabajadores.
Adentrándonos en el sector agrícola visitamos una finca de producción de fresa y arándanos en el término municipal de Moguer. Una empresa donde trabajan personas de diferentes países y en circunstancias laborales distintas, desde contratadas en origen hasta inmigrantes en vías de regularización por arraigo. Mujeres y hombres, distintos turnos
de trabajo, algunos alojados en la misma finca, otros en el pueblo cercano. Todos persiguiendo un mismo futuro de prosperidad para sus vidas y para sus familias.
Hablamos de horarios, de la dureza del campo, de los precios tan apretados como indefendibles para el pequeño propietario aferrado a la Cooperativa, y Xabier pudo recoger con sus manos el producto de la mata, ese que saboreamos, a veces sin percatarnos de lo que hay detrás, un submundo del que conocemos bien el fin del proceso y
no el trauma del camino para disfrutarlo. Ese punto al que nos lleva el mercantilismo frente a la dignidad humana.
Especial atención merece la visita a los asentamiento de Palos, Lepe o Lucena, cada uno enfocado a valorar una situación distinta que converge en la realidad de aquellos que viven “entre ninguna parte y el olvido”, “entre la inmundicia y el destierro social”.
En Palos el objetivo era visibilizar la tragedia de los incendios y el contacto con sus damnificados directos, aún la ceniza dejaba ver la magnitud de los fuegos y entrever lo que se viviría en esos segundos de miedo e incertidumbre.
En Lepe otra realidad, la lucha de los migrantes de la mano de asociaciones de voluntarios para dignificar el trabajo y autogestionar sus derechos a vivienda y trabajo digno.
En Lucena el encuentro con el dolor ante la muerte, con el duelo por las últimas víctimas del odio y del olvido, el abandono de las autoridades, la espera de un funeral digno, las circunstancias que hacen tortuosa la repatriación de los cadáveres, el miedo por no saber cuándo será el próximo incendio, ni quién morirá.
Las conversaciones cara a cara con ellos permitieron que Xabier, y a través de él otros agentes eclesiales en la sede de calle Añastro, conozcan de primera mano el sufrimiento de los descartados, y que puedan unirse esfuerzos en la resolución de esta compleja situación de la que toda la sociedad tiene que avergonzarse y dejar de mirar hacia otro lado.
En otro ámbito de encuentros algunas reuniones y visitas a ONGs civiles a “pie de tajo” con las que el Secretariado de Migraciones se relaciona. Con CEPAIM reunión para dar a conocer la correlación entre la entrada de inmigrantes y la acogida en pisos. Con ACCEM a las puertas del asentamiento de Palos, el día a día de la cobertura de servicios básicos y tramitación de documentación. Con ASNUCI el contacto directo con Lepe y la esperanza de la construcción de albergues piloto.
Entre ellas conversaciones con nuestro obispo D. Santiago, con representantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica –HOAC- e Iglesia por el Trabajo Digno –ITD-.
Para completar esta visita relámpago conoció el Santuario de Nuestra Señora de la Cinta y la Iglesia de La Asunción de Almonte, para palpar el sentimiento marianista de nuestra sociedad. Y ya de paso paseo el Rocío a las puertas del Coto de Doñana, tan sugerente como famoso. Y para cerrar la visita breve contacto con las referencias dominicas en
la diócesis: en el mundo cofrade a través de la Hermandad de la Sagrada Cena, dada su vinculación con la orden de predicadores, donde se instó a retomar proyectos sociales que se desarrollaban con migrantes. Y visita a la comunidad de hermanas dominicas en Almonte compartiendo la comida.
Queremos imaginar que no se trata de una visita más, porque queda mucho por luchar, y la esperanza requiere un buen impulso para que no se debilite. Por ellos, por ellas, por nosotros, por nuestra humanidad…
Emilio Muñoz,
director del Secretariado Diocesano de Migraciones