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«La adoración de los Magos: de los pies hasta la mirada; del corazón hasta las rodillas», comentario al Evangelio de la Solemnidad de la Epifanía de Nuestro Señor – C

Publicado:
5 enero, 2022
Foto: Adoración de los Reyes Magos, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1619). Museo Nacional del Prado, Madrid

La celebración de la Epifanía del Señor, en muchos lugares, ha sido eclipsada por fuerza del relato de los Magos y por la costumbre de los regalos en este 6 de enero. La tradición ha añadido “Reyes”, que no aparece en el texto mateano, incrementando el número de interpretaciones del acontecimiento, ya que la adoración de los Magos ha sido leída de muchas maneras, algunas de ellas fantasiosas o especulativas. A continuación se resaltarán algunos aspectos de los Magos, dentro de la Epifanía: la peregrinación y la adoración.

Hoy en día se viaja mucho: por motivos familiares, de trabajo, de estudio, y sobre todo, por placer. El turismo es un elemento característico de nuestras sociedades desarrolladas. Alguien ha dicho que los turistas son los viajeros más auténticos de todos, puesto que «los verdaderos viajeros son solamente aquellos que viajan por viajar» (Baudelaire). También en la Biblia se viaja mucho, aunque de distinta manera y raramente con fines lucrativos o únicamente placenteros. Los viajes de los antiguos hebreos eran estrictamente necesarios, o bien, respondían a motivos de carácter más bien utilitario. Básicamente, pueden agruparse en migraciones, guerras, exilios y peregrinaciones.

El viaje de los Magos debe ser concebido como una verdadera peregrinación. La alegría de aquellos de Oriente ‒«al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría» (Mt 2,10)‒ debe ser leída en paralelo al Salmo 121,1 «¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa del Señor!». San Lucas, no recoge la peregrinación de los Magos, pero sí la peregrinación de la Sagrada familia a Jerusalén (Lc 2,41-52). De esta manera, la Sagrada Escritura dibuja un pueblo en peregrinación: de Nazaret a Belén y desde Oriente a Belén; desde Belén a Jerusalén; de Jerusalén hasta los confines del mundo.

«Cayendo de rodillas lo adoraron» (Mt 2,11). Caer de rodillas es besar la tierra con el corazón; adorar es amar con los brazos extendidos. Solo después de la adoración abren los cofres, porque los corazones se abrieron mucho antes; los ojos no dejaron de contemplar y admirar la estrella; los pies no cesaron de caminar. De esta manera, la adoración forma parte de todos los hombres y de todo el hombre: de los pies hasta la mirada; del corazón hasta las rodillas.

El verbo «adorar» es utilizado frecuentemente por Mateo (13 veces en Mt; 2 veces en Mc y 3 veces en Lc). En el evangelio de Mateo el verbo «adorar» se emplea para describir la conducta de los que se acercan a Jesús. Se trata de una actitud llena de confianza, que presenta aquel que ve a Dios resplandecer en Jesús. Precisamente esto es la Epifanía que se celebra en este día: el rostro de Dios manifestado en el Niño a los Magos y por el Niño a todos los pueblos.

En la Solemnidad de la Epifanía la peregrinación cobra un sentido nuevo porque se realiza de rodillas más que con los pies; mirando al cielo más que el camino recorrido; cerca de la eternidad más que del tiempo pasado. La adoración de los Magos revitaliza los pies de la Iglesia y profundiza en la mirada de los cristianos; abre el corazón de los creyentes y fortalece las rodillas vacilantes.

Isaac Moreno Sanz,
Dr. en Teología Bíblica y rector del Seminario Diocesano

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