El obispo de Huelva, Santiago Gómez, se encuentra estos días de Visita Pastoral en la Vicaría Territorial de Sierra-Minas ¿Con qué realidad parroquial se va a encontrar?
Pues con una típica y propia de esa zona del arciprestazgo de la Sierra, con zonas que se van despoblando, porque la gente busca trabajo fuera de estos pueblos. Son realidades de comunidades cristianas pequeñas, pero entusiasmadas y con ganas de conocer a su Pastor y de convivir, a lo largo de algunos días, pudiendo compartir la fe y pudiendo expresarle su manera de vivirla. El Obispo se va a encontrar una realidad diferente a la de otros arciprestazgos. Son muy bonitas también porque que se ve en ellas cómo la palabra “Amén” cuando se comulga se dice con una fe impresionante. Yo he tenido la suerte de visitar estas parroquias de la Sierra y es gente muy agradecida y siempre abierta a la experiencia de encontrarse con su Pastor y de facilitar también al sacerdote la labor en estos pueblos. Yo creo que la visita del Obispo puede también incentivar a que el párroco ponga en marcha el Consejo Parroquial e irle dando participación a la gente en este encuentro que debe servir, sobre todo, para reactivar a la comunidad cristiana, entusiasmarla y ver la cercanía de su Pastor.
Acaba de nombrar la labor del sacerdote en esta vicaría, donde uno solo se puede hacer cargo de varias parroquias. ¿Cómo se lleva eso en el día a día? Debe ser difícil…
La verdad es que sí. Es complicado porque, aparte de las distancias y de los kilómetros, hay que tener también en cuenta las carreteras. No es lo mismo treinta kilómetros de Costa o de Condado que de Sierra. Ni una hora conduciendo por el Condado que por la Sierra, que cansa más… Lo cierto es que a los sacerdotes se les ve con mucha vocación y mucha entrega. Siempre pienso que para ser párroco y sacerdote en la Sierra tienes que tener un perfil especial, un plus dentro de tu vocación. Es una misión que tiene su particularidad y, evidentemente, no es lo mismo ser párroco en la Sierra que en el Condado o en la Costa. Entre los sacerdotes que están en la Sierra hay algunos que tienen un perfil típicamente serrano, por así decirlo. En aquella zona ellos ya cuentan con esa dificultad de que hacerse presente en siete aldeas o cinco pueblos más la parroquia se vive a veces con un poco de tristeza, pero no por cansancio suyo ni mucho menos, sino porque les gustaría estar más cerca de la gente o poder ejercer la labor pastoral de la misma manera en todas las parroquias y eso no se hace posible.
También el Obispo visitará la otra zona de la vicaría, que es la de Minas. Usted es párroco de Valverde del Camino que, por cierto, le nombró Hijo Predilecto hace unos meses. Debió ser un gran orgullo…
La verdad es que sí. Siempre me he sentido como en casa en Valverde, también por ser mi padre de allí, así que yo siempre me he considerado adoptado. En cuanto al reconocimiento, no es más que una luz dentro del camino que uno va desempeñando dentro de la parroquia para que sepa que, por donde se va es por donde hay que ir, puliendo muchas cosas. La verdad es que este tipo de títulos y reconocimientos me sobrecogen y me dan mucho respeto, pero el Ayuntamiento lo propuso y la verdad es que estoy muy contento.