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“Solo desde la entrega la vocación recibe todo su sentido”. Entrevista a Isaac Moreno, rector del Seminario Diocesano.

Publicado:
14 marzo, 2022
La Iglesia celebra en torno al 19 de marzo, solemnidad de San José, el Día del Seminario, este año bajo el lema «Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino». Con ocasión de este día, hablamos con Isaac Moreno, rector del Seminario Diocesano, sobre esta institución que es “el corazón de la diócesis”. Apenas aterrizando como rector, supongo que se habrá hecho ya una idea de la responsabilidad que supone. ¿Qué le pide a Dios cada mañana? La responsabilidad en el Seminario es grande porque nuestra misión como equipo formador es estar siempre cerca de los seminaristas, acompañando y guiando a aquellos que sienten la llamada al servicio a Dios y a la Iglesia. El Seminario es un itinerario de vida más que un edificio; más una comunidad que un espacio físico. Le pido a Dios cada mañana que seamos capaces de escuchar, conocer y acompañar la historia personal de cada candidato. Vayamos a este día del Seminario. La campaña es una ocasión para dar a conocer el seminario. ¿Cómo está prevista este año la campaña? A partir del 16 de marzo y hasta el día 20 los seminaristas estarán en diferentes pueblos y parroquias para hablar del Seminario y compartir la alegría de su vocación. Además de la capital, visitarán pueblos como Lepe, Almonte, Aracena, Chucena, Hinojos, Paterna, Escacena, entre otros. No podrán llegar a todos las celebraciones ni a todos los grupos, por eso es necesario que los párrocos, que saben de la importancia del Seminario, «corazón de la diócesis» también hagan suya esta campaña, mostrando que como sacerdotes estamos al servicio de una Iglesia en camino. El seminario es un centro de formación y discernimiento para futuros sacerdotes. Pero esta formación no es solamente académica, ¿no? La formación académica, es decir, los estudios de Filosofía y Teología, es importante, pero no es la única dimensión. Desde hace décadas el seminario se configura en torno a varias dimensiones. El punto de partida siempre es la dimensión humana, de manera que los seminaristas puedan alcanzar la suficiente madurez personal. Esto implica el cultivo de virtudes humanas, el conocimiento personal y la relación madura con todas las personas con las que se irán encontrando a lo largo de su vida. La dimensión espiritual pretende alimentar y sostener la comunión con Dios y con los hermanos. El sacerdote diocesano tiene una espiritualidad propia, diocesana y parroquial. Por eso es importante la vida comunitaria como anticipo de la vida en las diferentes comunidades parroquiales. La dimensión pastoral pretende formar pastores que anuncien la alegría del Evangelio, que escuchen la Palabra y que el día de mañana celebren los sacramentos. “Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino” es el lema para este año, en clara alusión al sínodo. ¿Cómo se educa a los futuros sacerdotes en esa clave de la sinodalidad? Este año el lema del Día del Seminario 2022 es: «Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino». Se inspira en el proceso sinodal en el que está inmersa la Iglesia. El Sínodo universal en el que nos encontramos nos hace a todos ponernos en camino juntos. Junto al Sínodo, dos palabras: sacerdotes y servicio. Sacerdotes, en plural, nos enseña la importancia de la comunidad y la necesidad de vivir una sana fraternidad. Además se presenta la vocación sacerdotal como servicio. Los seminaristas aprenden a vivir el servicio y a servir a los hermanos, como parte integrante y fundamental de la vocación. Solo desde la entrega la vocación recibe todo su sentido. Algún joven puede que se esté haciéndose la pregunta sobre si Dios le quiere en este camino. ¿Qué le diría? Creo que Dios sigue llamando hoy y lo hace a jóvenes ‒y no tan jóvenes‒ que son capaces de escuchar a Dios en medio de un mundo lleno de ruido. Creo que hay muchos elementos positivos en los jóvenes de nuestra cultura como pueden ser las ganas de comunicación, la valoración de la solidaridad, el aprecio de la libertad, la búsqueda de la felicidad… Por eso, diría a quien se esté planteando la vocación que el seguimiento de Jesucristo en el sacerdocio es entregar la vida por un bien mayor, porque hay más alegría en dar que en recibir y no hay mayor libertad que quien es capaz de compartir no solo las cosas que tiene, sino su propio ser. En nuestro Seminario actualmente hay once seminaristas; algunos con veinte años y otros que han dado el paso cerca de los cuarenta. Probablemente no haya que hablar de vocaciones tardías, sino de respuestas tardías. Por eso creo que nunca es tarde para responder a la llamada. En el Seminario de Huelva estamos siempre disponibles y al servicio para acompañar en este discernimiento, construyendo una Iglesia en camino.

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