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Fallece el sacerdote diocesano Manuel Martín de Vargas

Publicado:
3 abril, 2022
Sus restos mortales están en el Tanatorio SERVISA de Huelva, mientras que el entierro tendrá lugar mañana lunes, 4 de abril, a las 10.00 h. en la Mayor de San Pedro de Huelva, presidido por nuestro obispo, Santiago Gómez Sierra.

En la madrugada de hoy, 3 de abril, ha fallecido el sacerdote diocesano Manuel Martín de Vargas, a los 95 años de edad, tras unos días en los que su salud había empeorado gravemente. Martín de Vargas residía, junto a otros hermanos sacerdotes mayores, en la Casa Sacerdotal de Santa Teresa de Jornet de las HH. de los Ancianos Desamparados en Huelva. Sus restos mortales están en el Tanatorio Servisa de Huelva, mientras que el entierro tendrá lugar mañana lunes, 4 de abril, a las 10.00 h. en la Mayor de San Pedro de Huelva, lugar parroquia en la que ha desarrollado su servicio ministerial en los últimos años como adscrito. La celebración será presidida por nuestro obispo, Santiago Gómez Sierra.

Nació en Isla Cristina, el 14 de enero 1927, hijo de Manuel y de María. Estudió y se licenció en Derecho Civil, ejerciendo la abogacía y habiendo realizado estudios del Cuerpo Técnico de Administración del Estado. Lo que entonces se llamaba una vocación tardía le cambió la vida, y dejó su seguridad profesional, ya que era uno de los mejores abogados de Huelva, para seguir al Señor en el sacerdocio al que fue llamado.

Hizo sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Huelva y en la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que se licenció en Sagrada Teología junto a su compañero, el Siervo de Dios Francisco Girón Fernández, vocación tardía y proveniente del mundo del Derecho como él. También se formó durante un tiempo en Lyón (Francia), con los Sacerdotes del Prado, asociación a la que perteneció. Recibió la ordenación presbiteral el 11 de julio de 1965, cuando contaba con 38 años de edad, por el Venerable Siervo de Dios José María García Lahiguera.

Su primer destino pastoral lo tuvo como coadjutor de la Parroquia de la Purísima Concepción, de Huelva y como Responsable de Vocaciones Juveniles. Después vino su etapa en el arciprestazgo de la Mina, como párroco de La Naya y Las Delgadas, donde al mismo tiempo trabajó manualmente en la construcción como peón de albañil, conforme a la espiritualidad del Prado, para la evangelización de los pobres, y con autorización del Obispo. Como cura obrero, trabajó en la fundición de cobre de Atlantic Copper. Hasta 1980 tuvo otros cargos pastorales, como Vicario Episcopal de la Zona Sur y coadjutor de la parroquia onubense de San Pablo. En el citado año marchó a Chimbote (Perú), en cuya diócesis ejerció su ministerio hasta 1985, en que fue nombrado párroco de San Francisco de Asís, en la barriada de Pérez Cubillas y administrador parroquial de San Rafael Arcángel. Entre 1987 y 1989 volvió a la diócesis de Chimbote, hasta 1989 en que fue nombrado como párroco de Aljaraque, volviendo de nuevo a Chimbote entre 1990 y 1993. Vuelto de nuevo a la Diócesis, entre 1993 y 1999 fue Delegado Diocesano de Cáritas, miembro del Consejo de Presbiterio y párroco de Encinasola. Entre 1999 y 2001 prestó sus servicios ministeriales en la diócesis cubana de Santa Clara. Una vez que regresó definitivamente a Huelva, a partir de 2001 fue Director del Secretariado de Misiones, miembro del Consejo Pastoral Diocesano, Consiliario de la Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos de Huelva, así como vicario parroquial de las de Ntra. Sra. de los Dolores y de Ntra. Sra. del Carmen de Huelva.

Ya retirado, colaboró con la Parroquia Mayor de San Pedro, y, cuando la edad y la enfermedad hicieron mella en su vida, se trasladó a la Residencia de Santa Teresa Jornet, de las HH. de los Ancianos Desamparados. Allí ha sido llamado por el mismo Señor al que siguió un día en el sacerdocio. Ante Él habrá presentado sus manos, las mismas que un día fueron consagradas para hacer presente sacramentalmente a Cristo y para tocar sus llagas en las de los pobres. Que Él lo juzgue con misericordia y premie su generosidad y su fidelidad a la llamada, cuando dejándolo todo lo siguió. Descanse en paz.

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