n_logo-diocesis-huelva

diocesisdehuelva.es

PORTAL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN HUELVA

La Pasión, Muerte y Resurrección en la Diócesis de Huelva: explosión de los sentidos

Publicado:
7 abril, 2022
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Y esta intensidad celebrativa se expande por todos los rincones de nuestra provincia en los que los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús nos llega por todos los sentidos.

Una Semana Santa de raíces históricas profundas, con hermandades de mucha relevancia en la historia de la provincia y con un patrimonio artístico de primera línea en el que la vía pulchritudinis –vía de la belleza– nos ofrece una catequesis accesible a creyentes y no creyentes. Cientos de miles de personas se echan a la calle para imbuirse en una fiesta que a nadie deja ajeno.

Es el caso de la capital, tal y como nos cuenta Jesús Flichi, pregonero de la Semana Santa de Huelva este año: “veremos como Jesús subido a lomos de un borriquillo entra triunfante en una plaza convertida en Jerusalén, en la misma plaza donde el Martes Santo Jesús de la Pasión mostrará que vino a entregarse por nosotros; otra, la Plaza Niña, será el encuentro con muchas cofradías al transitar por el convento de las Hermanas de la Cruz; y el Miércoles Santo de la Madre, de la Victoria y de la Esperanza, nos darán el consuelo hasta que Jesús Nazareno rompa la aurora de una amanecida única, preludio de una resurrección que es el verdadero sentido que da significado a nuestras vidas de cristianos. Vivamos con el alma predispuesta y no solo con los sentidos de lo humano, aunque si lo acompañamos de una buena torrija seguro que Dios no se enfada”.

Una Semana Santa de cofradías cercanas a sus pueblos y ciudades en general, con las que se convive cada día del año. Cofradías que trabajan con gran esfuerzo contra la crisis compatibilizando el carácter social y cofrade.

La Semana Santa de la costa, en general, es humilde, pero esta llena de valores y sentimientos que esconden preciosos tesoros artísticos de la factura de Castillo Lastrucci, León Ortega, Francisco Buiza, Guzmán Bejarano o Esperanza Elena Caro. Semana para perderse y disfrutar por sus rincones y plazas donde aún se conservan la esencia tradicional de las cofradías antiguas. Nos cuenta Pilar Carro, presidenta de la Agrupación de Cofradías de Ayamonte que esta ciudad costera “espera ansiosamente la tradición más arraigada desde hace más de 500 años, la Semana Santa. Con sus diez hermandades de penitencia y 24 imágenes que procesionan recibe no sólo la devoción local y de los municipios más cercanos, sino también es destino religioso, cultural y turístico de miles de visitantes, no en vano está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional para Andalucía desde el año 1999”.

“La particular imagen de la madrugada –continúa contando–, donde los “pasos” de Padre Jesús Nazareno y de la Virgen del Socorro son portados por cargadores, con el único sonido de las horquetas al golpear el suelo, sin cortejo ni nazarenos, sin acompañamiento musical, solo el pueblo, junto a ellos. O la característica única e inigualable, de los dos Cristos Yacentes que procesionan en la noche del Viernes Santo, son típicas estampas de Ayamonte en estas fechas”.

También otros pueblos cercanos como Isla Cristina, Lepe o Cartaya, donde esta tradición religiosa también tiene su importante arraigo. Así, en Lepe hay estampas como las del Vía Crucis con el Cristo del Mar del barrio de D. Ramiro la noche del Martes Santo; o la reserva en el pecho de la Virgen Bella del Santísimo –una de las dos únicas imágenes con sagrario en España– la tarde del Jueves Santo; o la procesión con el Santísimo la noche del Sábado Santo por las calles de la localidad. Por su parte, en Cartaya destaca el auto sacramental del descendimiento de Cristo, la tarde del Viernes Santo; o la procesión de la Virgen del Carmen al alba del Domingo de Resurrección. Curiosa estampa también la del encuentro entre la Virgen de la Esperanza, patrona de La Redondela, y el Niño de la Bola, en la mañana de Resurrección.

La sobriedad del Andévalo y la Mina nos hace sentir una pasión muy honda. Ambas comarcas poseen un patrimonio cofrade digno de todos los elogios, con tradiciones muy arraigadas y propias, donde ha sabido conservarse a través de los tiempos la devoción más cofrade.

El Andévalo, durante toda esta semana, mostrara el sufrimiento de la Pasión de Cristo a través de fotografías como la procesión de los encuentros el Jueves Santo en Alosno, acompañados de sus típicos gañotes. Por su parte, El Cerro espera ver el encuentro entre sel Nazareno y su Madre la Virgen de los Dolores, en la noche del Jueves Santo; y, de un modo especial, el Domingo de Resurrección su particular Mañana de Albricias en la que, con la procesión del Santísimo con la Virgen de las Albricias se abre paso el aviso general de la Romería con trajes y las danzas del poleo.

Cada rincón de la Sierra aportan también costumbres y tradiciones propias. Una de las características más relevantes de la Semana Santa serrana podría ser cómo se ponen en la calle los distintos motivos de la Pasión, comenzando el Domingo de Ramos con la salida de la Hermandad de la Borriquita y, cronológicamente, nos introducimos cada día, guardando de manera pormenorizada los actos históricos de la misma. Así nos lo cuenta Manuel Sevillano Hierro, arcipreste de la Sierra: “En todas las parroquias se empeñan especialmente en la preparación del Monumento, el Jueves Santo. También es costumbre acercarse a la confesión en estos días de recogimiento para recibir al Señor en la celebración del Jueves Santo. Imágenes curiosas son el Vía Crucis antiquísimo de Santa Ana la Real la tarde del Viernes Santo o la madrugada en Aracena, con la representación de las tres caídas en la procesión del Nazareno al son de las típicas trompetas”. Torrijas, piñones, perrunillas, pestiños de miel y azúcar, etc., hacen también del paladar un momento especial.

Pero la decana de la Semana Santa de la diócesis es, sin duda, la comarca del Condado. Comienza el Viernes de Dolores en Villarrasa, encargada de poner los primeros nazarenos de la comarca en la calle para acompañar a las imágenes del Nazareno y la Virgen de los Dolores.

Antonio Sánchez, palmerino y cofrade, comienza este recorrido en la tarde de este mismo Viernes de Dolores con la asistencia a la Función Principal de Instituto de la Hermandad Servita de La Palma del Condado, donde María Stma. de los Dolores, que “recibe la veneración más sincera no solo de la feligresía, sino de cuantos vecinos de la comarca se acercan a la Señora en su día. Escuchar en el barroco templo palmerino el Stabat Mater de Marcos Frisina o el popular Cristus Factus Est, en las voces de la Coral Polifónica que solemniza este día grande de La Palma, es vivir con magnificencia la auténtica religiosidad de todos nuestros vecinos”.

Si queremos vivir todos los días nuestras procesiones: tanto Moguer, como Bollullos nos lo ponen fácil, no dejando ninguna jornada libre de cortejos de nazarenos. También Gibraleón y Almonte casi lo llenan. En la plaza de las Monjas de la ciudad juanramoniana, podemos sentarnos en sus palcos desde el Domingo de Ramos con la Borriquita y seguir observando sus procesiones día a día. En Bollullos, mejor buscar la plaza de Ntra. Sra. del Rocío, y vivir los sentimientos más marianos de nuestra tierra viendo discurrir los pasos de palio de sus dolorosas.

Entre las antiquísimas murallas de Niebla, el rezo del Vía Crucis en la tarde del Viernes Santo, nos remontará al contexto histórico propio de los veinte siglos atrás. Mientras que acudir a Hinojos jueves y viernes santo, con la Vera Cruz y la Soledad respectivamente, nos emocionará su fervor que se respira en pleno Doñana y que desembocará en un domingo de Resurrección glorioso, donde la Virgen del Viernes Santo ya sale de gloria, con Cristo Resucitado y la Magdalena.

Te puede interesar