Organizada por la Hermandad Obrera de Acción Católica en Huelva (HOAC -Huelva), la Casa de la Iglesia acogió en la tarde de ayer jueves, 5 de mayo, una ponencia en la que el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas se refirió al panorama generado por la Covid-19 como “un tiempo axial”, porque “es un tiempo en el cual estamos viviendo con mucha incertidumbre y en el que no solo estamos viviendo una época de muchos cambios, sino un auténtico cambio de época y eso afecta a las conductas, a los valores, a los comportamientos y a las prácticas de una manera total y ha afectado al mundo del trabajo, pero también al religioso, al de las relaciones personales, a cómo nos vivimos y cómo convivimos y se ha convertido en un hecho social”. Para el doctor en Sociología “desde ahí tenemos que volver a pensarnos y mucho más cuando esta pandemia no se ha quedado solo en una pandemia vírica, sanitaria, sino que es social y que además ha conectado con la guerra de Ucrania, que vuelve a poner encima de la mesa problemas de violencia, económicos y políticos de muy alta envergadura”.
Para Sebastián Mora la vulnerabilidad ha sido experimentada por cada uno de nosotros durante la pandemia y “nos ha humanizado en el sentido de sentirnos limitados, precarios, heridos como personas y como sociedad”, lo que ocurre es que “esta vulnerabilidad antropológica que nos puede enriquecer a todos y a todas también ha estado transitada por una vulnerabilidad social, porque es verdad que la pandemia, la guerra de Ucrania o la crisis económica nos afecta a todos y todas, pero de manera muy diferencial y tenemos que luchar contra esa vulnerabilidad social porque deshumaniza, mientras que la otra nos humaniza y nos hace verdaderamente personas”.
Además, señala que la vuelta a la “normalidad” no es la vuelta al “paraíso”, algo que, a su juicio, pasó también con la crisis de 2009. “Parece que hay que volver a 2019 o inicio de 2020 porque era un mundo ideal y en ese mundo ideal había millones de personas que tenían que dejar su país, su hogar y su familia -habíamos llegado al número récord de personas migradas- y esa idealidad que soñamos de antes de la pandemia era un mundo que había incrementado la desigualdad de una manera muy exponencial, tanto al interior como al exterior de los países, y donde los populismos estaban erosionando las democracias, incluso las más asentadas como la americana o la inglesa”. Por tanto, el doctor defiende que “no tenemos que volver a la normalidad, sino a la anormalidad de la justicia, de la equidad y del funcionamiento democrático”.
Desde el punto de vista de Sebastián Mora, la triple tarea desde el mundo del trabajo, “con la que se deben comprometer todos los ciudadanos y especialmente los cristianos”, consiste en la incidencia política, en el marco de los derechos sociales y del trabajo decente, y no podemos renunciar a ello; la recreación de una “economía al servicio de la persona”, como dice la Doctrina Social de la Iglesia, que sea social, solidaria, popular, de los cuidados…; y repensar nuevamente la relación entre tiempo de trabajo, tiempo liberado y tiempo libre con el reparto del trabajo: “trabajar menos para que trabajen más personas” y atendiendo a la renta básica universal, porque “vamos a un modo de sociedad donde el trabajo asalariado no va a poder cubrir todas las necesidades de todas las personas y tendremos que pensar cómo sostener económicamente a la ciudadanía y cómo hacer eso desde unas nuevas vinculaciones comunitarias”. Y concluye que “hay posibilidades, oportunidades y esperanza, pero tenemos que comprometernos de una manera franca, éticamente sostenible y desde el Evangelio de la misericordia y de la justicia con mucha pasión y con mucha compasión”.