En el ámbito del Instituto Teológico San Leandro se ha dado esta sesión que forma parte del programa de formación que el equipo de pastoral del centro educativo diocesano tiene previsto para el profesorado este curso. En esta ocasión, recorriendo el texto de Lc 19,1-10, en el que se relata el encuentro de Jesús con Zaqueo, el rector del Seminario, Isaac Moreno Sanz, ha querido trabajar el silencio, el encuentro y la alegría, dirigir una mirada al resto del tercer evangelio, situar el texto en su contexto y ofrecer algunas claves de interpretación e inspiradoras para el ejercicio de la docencia.
De este modo, recorriendo el contexto literario, geográfico, antropológico y social de este pasaje evangélico, el profesor Moreno Sanz, dr. en Teología Bíblica, ha querido dar a los docentes pistas para profundizar en estas tres claves: “silencio para escuchar más allá de nuestros prejuicios, alejando los ruidos que nos hacen estar distantes de los alumnos; buscar saliendo de la comodidad para que pueda darse el encuentro, permaneciendo cercanos más allá de las frustraciones y convirtiendo las dificultades en posibilidades para superar los obstáculos; y alcanzar la alegría como una disposición interna permanente, una actitud frente a la vida que no nos excluye de las dificultades”.
De modo especial, ha querido detenerse en esta última, la alegría, para ir más allá porque, “siendo importante, no lo es todo en la vida del cristiano. Más importante es aún la esperanza comprometida, que tiene la capacidad de cambiarlo todo… El encuentro con el Señor abre a la novedad de vida: buscan a Jesús y se encuentran con el Señor. ¿Buscan un título y se encuentran con la alegría? ¿Buscan aprobar ‒aunque no sea el único objetivo de todos‒ y se encuentran con el amor de Dios, que es la verdadera motivación de nuestra actuación?”, ha interpelado al profesorado.
Finalmente, el director del Instituto Teológico, ha querido dejar caminos abiertos para seguir dialogando y profundizando: “el silencio como clave para comprender al otro, el encuentro como espacio para la acogida y la alegría como actitud para la enseñanza, porque en la medida que se reproducen la clave, el espacio y la actitud, se reproducen las actitudes, los sentimientos y la entrega de Jesús y de sus discípulos”.