El delegado diocesano para la Liturgia y prefecto de Liturgia del Cabildo Catedral, Francisco J. Feria Reviriego, acompañado del director del Secretariado de Música Sacra y director de la Coral de la Santa Iglesia Catedral, Sergio Lazo, fueron los encargados de abrir el segundo módulo de este curso que concita en el Seminario Diocesano a un centenar de laicos algunas tardes de lunes (ver programa), dirigido tanto a las personas que comienzan a colaborar en las parroquias, grupos y demás realidades eclesiales como a aquellas que ya desempeñan un servicio pastoral y organizado por el Instituto Teológico San Leandro en línea con las Orientaciones Pastorales Diocesanas 2022-2027.
Después de un primer Módulo Teológico, coordinado por el vicario general, Emilio Rodríguez Claudio, con cuatro sesiones a lo largo del primer trimestre del presente curso pastoral, comienza este segundo módulo dedicado a la Liturgia, cumbre y fuente de la vida de la Iglesia, “poniendo la mirada en la dimensión celebrativa de la fe cristiana del Pueblo de Dios”, como explicaba Isaac Moreno Sanz, director del Instituto Teológico San Leandro, en la presentación de los ponentes.
Partiendo de una introducción a través de fuentes como la constitución Sacrosanctum Concilium (nn. 7 y 10), el Código de Derecho Canónico (can. 834) o el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1069), el sacerdote Francisco J. Feria explicó los fundamentos de la liturgia, así como la relación esencial entre la acción litúrgica con la historia bíblico-salvífica que se hace presente en la celebración del Misterio de nuestra fe.
Entre otras cuestiones, el ponente hizo hincapié en que «la celebración litúrgica no es un mero rito, sino una acción significativa de Cristo Sacerdote, supremo mediador entre el pueblo de Dios y el Dios del pueblo; no es un acto individual, sino comunitario y de toda la Iglesia; no es mímesis o repetición de gestos, sino anámnesis, es decir, actualización del memorial de Jesucristo, rostro y revelación del Amor de Dios; no es solo un acto presente sino también participación anticipada de la gloria futura; obra, toda ella, del Espíritu Santo a través de la mediación de la Iglesia, Cabeza y Cuerpo de Cristo; y programa de vida cristiana que nos configura y nos envía a la misión…»
Por su parte, el laico Sergio Lazo abordó el canto en la liturgia desde seis apartados: «la música litúrgica como carisma del Espíritu Santo al servicio de la comunidad; sus rasgos diferenciadores como que debe ser inspirada en la Palabra de Dios y, por tanto, con letras que reflejan la Santidad, buena en sus formas y estética y universal, es decir, que busque la unidad en la legítima diversidad; es parte de la Liturgia y no un mero adorno añadido; ejerce una función sacramental y ministerial; localizada en diversas situaciones rituales, explicando los distintos géneros (himnos, aclamaciones, meditaciones o proclamaciones líricas); y, finalmente, debe tener un sentido pastoral, para lo que es necesario cuidar la calidad de la letra y el valor musical, atender al tiempo litúrgico, sostener un equilibrio celebrativo y mover a la interacción de toda la asamblea».
La segunda sesión de este Módulo Litúrgico está prevista para el 6 de febrero y, en ella, se abordará “La liturgia y la santificación del tiempo” profundizando en el año litúrgico y la especificidades de cada tiempo litúrgico, las solemnidades y fiestas del Señor, la memoria de la Santísima Virgen y de los santos y la centralidad del Domingo.