Este jueves, 9 de marzo, la Santa Iglesia Catedral de La Merced acogió la Solemne Misa de Institución de Ministerios de Lector y Acólito de los seminaristas Juan José Travé e Ignacio Vírseda.
Presidida por el obispo de Huelva, Santiago Gómez, los seminaristas se citaron en una poblada Catedral a la que acudieron algunos miembros de los Scouts así como el coro conformado por jóvenes de las Pastorales de Juventud y Universitaria además de otros grupos diocesanos que, junto a los fieles, fueron testigos de la homilía en la que el obispo señaló “el paso de esperanza” que supone este “acto sencillo”.
“Lleno de esperanza porque es un camino hacia el sacerdocio y ese camino nos llena de alegría a todos como miembros de la Iglesia de Huelva. Lo hacemos también, y por eso hemos invitado a los jóvenes, en el marco de la campaña del Seminario, próximo día 19, día de San José, donde invitamos desde la Diócesis y a los que pedimos para que perseveren en su camino y respondan a su generosidad con vocación.”
Santiago Gómez quiso hacer mención también al tiempo cuaresmal en el que nos encontramos pues, en Cuaresma, “la palabra de Dios es como un espejo para que vayamos mirándonos en el Señor. Estos cuarenta días de vigilia pascual nos ponen una lectura diaria para que nos planteemos una vida, nuestra vida, con el Señor más decidida.”
“Las lecturas que hemos leído tienen esta fuerza. La primera lectura del libro de Jeremías pone dos tipos de persona. Una es la que confía en el hombre y busca el apoyo en las criaturas y, el otro, bendito el que pone en el Señor su confianza.
Son dos maneras de vivir y esa misma polaridad nos lo ha dicho Jesús en el Evangelio, en esta especie de parábola del hombre rico, que vestía de púrpura, lino y banqueteando con los signos de la riqueza. Y la otra figura, junto a él, que es la del mendigo llamado Lázaro que estaba echado en el portal, cubierto de llagas, con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
El ministerio que vais a recibir, tanto de acólito, que le va a permitir a Juan José servir la mesa del señor como ministro, o ministro de lector que, le va a permitir a Ignacio, servir también la palabra del Señor.
Que vosotros hayáis sentido esta llamada del Señor, es un paso que os acerca a esa ordenación y es darse cuenta que no es para satisfaceros a vosotros el bienestar interior porque os gusta la Iglesia, sino para servir la pobreza más honda que hay en el corazón humano que es Dios.
La palabra será viva si todos entendemos que esa palabra es Cristo vivo que quiere habitar en nosotros, que quiere habitar por la gracia bautismal. Si llevamos a Cristo vivo, será eficaz como cambio de vida de las personas.”