El pasado fin de semana tuvo lugar el tercer cursillo prematrimonial diocesano organizado por la Delegación Diocesana de Familia y Vida.
Con un equipo de 8 matrimonios instructores y 20 parejas de novios y en un ambiente entrañable, dinámico, muy participativo y testimonial se habló de la importancia de poner a Dios en el centro del matrimonio, de la indisolubilidad del mismo, de la espiritualidad de la pareja, del Sacramento que van a recibir, de la legislación canónica y civil que lo rige, de la familia y la educación cristiana de los hijos.
Todo ello desde el lenguaje del amor: dialogar, perdonar, dar las gracias, empatizar, compartir, respetar, dedicar tiempo de calidad, no abandonar nunca las muestras de afecto y cariño, cuidar las palabras y los detalles, saber escuchar y por supuesto compartir todo lo bueno y lo malo en todos los ámbitos y facetas de la vida conyugal.
Desde la Delegación Diocesana de Familia y vida dieron la enhorabuena, de nuevo, a todos los que dijeron “sí” a la llamada de Jesús a la vocación conyugal.