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Domingo XVI Tiempo Ordinario – A

Publicado:
18 julio, 2023

El evangelio que se proclama este domingo pone delante de nosotros la cuestión de cómo el bien y el mal coexisten en la historia. La parábola del trigo y la cizaña, una de las recogidas por Mateo para explicar el Reino del que habla Jesús, cuestiona a los discípulos que venían de una tradición en que todo es acción de Dios. El bien como premio y el mal como castigo. Sin embargo, en esta parábola la idea es que todo está bien hecho, como en el relato de la creación, podría contemplarse todo y exclamar que todo era no sólo bueno, sino muy bueno (Gn 1, 31). Como en aquel relato, en esta parábola interviene un tercero que siembra el mal, la cizaña, con lo que la entrada del mal no puede atribuirse a Dios. En el Génesis será la aceptación del hombre de la tentación la que abra la puerta a la insidia del maligno, en el relato de Mateo, simplemente el mal, también introducido por un enemigo, está entremezclado en la historia de forma que no es fácil distinguir a bueno del malo, al menos para nosotros. De hecho la planta de la cizaña y del trigo se parecen mucho en cierto momento de su desarrollo, con lo que el riesgo de confundirlas y hacer daño a la planta equivocada, es alto. Tampoco es fácil distinguir en una sociedad como la nuestra al justo del malvado, demasiadas falsas apariencias nos ciegan. Y cosas que parecen buenas llevan al desastre. Aunque ya deja claro Jesús que habrá un momento de juicio y discernimiento en que buenos y malos recibirán las consecuencias de su vida y sus acciones.

También hay que considerar que tras ese crecer juntos hay una prueba para el bien, el justo crecerá con asechanza del mal, de la ponzoña de la cizaña que amenaza con acabar con él. Si crece hacia Dios, si no pierde los dones con los que fue sembrado, verá el Reino. Si las pruebas en lugar de acabar con él lo fortalecen, serán ocasión de maduración, si por el contrario la tentación le hace claudicar de la fidelidad y la justicia, compartirá el destino de la cizaña.

Decía san Pablo que a los que creen todo les aprovecha para el bien (Rom 8, 28). Pensemos en eso cuando el mal aparece y el tentador nos pone a prueba.

Rafael Benítez Arroyo, párroco.

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