“Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 15-21).
Jornada Mundial del DOMUND
La Palabra de Dios de este XXIX Domingo centra la Liturgia en buscar y dar a Dios el espacio que Él está llamado a tener, también en la sociedad de hoy.
El Evangelio de Mateo, en la perícopa de un nuevo desencuentro entre Jesús y los poderes religiosos y políticos de la época (Mt 22, 15-21) manifiesta como los fariseos y los herodianos (seguidores de Herodes) buscan una vez más poner en evidencia a Jesús. El cuestionamiento esta vez estriba en preguntarle si es lícito pagar impuestos al Cesar: si Jesús dice que sí perdería toda su autoridad ante los judíos, que seguían considerando injusto pagar impuestos a un poder colonizador; si Jesús dice que no estaría cometiendo un delito civil y por tanto los herodianos tendrían potestad para llevarlo al presidio.
Jesús una vez más resuelve el entuerto yendo más lejos de lo que sus interlocutores le están planteando. El problema no es si hay que pagar impuestos al Cesar o no, el problema está en si somos capaces de reconocer el lugar que hay que darle a Dios en nuestra vida y en nuestro mundo. Jesús reivindica el lugar de Dios, ese lugar de interlocución con los hombres que va más allá del lugar que nosotros queremos darle.
Hoy que somos tan propensos a buscar espacios propios y ajenos, ¿quién no reivindica que se le respete “su espacio”?, sigue costando aceptar que también Dios tiene un espacio en el mundo de hoy, tiene una alternativa a la sociedad en la que vivimos y tiene un proyecto para construir un mundo más justo y más solidario. Dios propone un modelo de hombre, de familia, de sociedad… que sigue siendo válido como alternativa al modelo social y humano que la sociedad presenta como incuestionable.
En esta Jornada del DOMUND se nos invita mirándonos en “los dos de Emaús” a descubrir cómo el resucitado camina con nosotros, a recordar que en pleno siglo XXI sigue habiendo muchas personas que todavía no han oído hablar de este Dios, que aún sabiéndose Padre de todos, tiene una predilección especial por los más pequeños e insignificantes. Frente a un mundo que excluye (sociedad del descarte le llama el Papa Francisco) el lugar privilegiado de Dios para seguir haciéndose presente en la sociedad de hoy está en acercarnos a aquellos para los que este mundo no tiene espacios. “¿No ardía nuestro corazón mientras veníamos de camino?”. CORAZONES ARDIENTES, PIES EN CAMINO.
Nos toca anunciar a ese Dios que hemos conocido y ser testigos de Él.
Emigdio del Toro Medina,
sacerdote y delegado diocesano para las Misiones y Cooperación con las Iglesias.