La Corona de Adviento, que procede de los países del norte de Europa, sin ser obligatoria para la liturgia católica, se ha convertido en las últimas décadas en un signo propio del tiempo de Adviento. Como signo, nos ayuda a entender el sentido de este tiempo de preparación a la Navidad-Epifanía. La bendición de la Corona de Adviento refuerza notablemente su sentido religioso.
Es importante que la Corona de Adviento no desdiga de la “verdad” que se pide a los signos litúrgicos. Por lo tanto, ha de ser elaborada con elementos naturales, evitando en lo posible el uso de materiales artificiales y plásticos.
Encender la Corona de Adviento como rito dentro de la celebración de la Misa, o en su defecto de la Liturgia de la Palabra o de las Vísperas, debe transmitir dignidad y decoro. Es recomendable encender una pequeña vela de una de las velas del altar y con ella encender la Corona de Adviento, una vez bendecida. Este gesto se puede acompañar de un canto adecuado.
La bendición de la Corona de Adviento suprime el Acto Penitencial.
Delegación Diocesana para la Liturgia