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Epifanía del Señor

Publicado:
4 enero, 2024
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. (Mateo 2, 1-12). || El Portal Vacío

La liturgia nos presenta la fiesta de la Epifanía en la que vemos cómo el mundo entero, representado en unos extranjeros, unos migrantes, conoció el gran misterio de la Encarnación: Dios se ha manifestado en su Hijo para la salvación de Toda la Humanidad, de oriente a occidente, de norte a sur, a  una humanidad sin fronteras. La Epifanía nos recuerda que como los magos de orientes, tenemos la oportunidad de dignificar y socorrer a los más vulnerables, tal como ellos hicieron con la Sagrada Familia.

Jesús, María y José eran refugiados que huyeron a Egipto, donde permanecieron durante dos o tres años. Aquí reciben la hospitalidad  de personas desconocidas que les permite vivir, trabajar y crecer como personas, como familia. Todos los días, los medios de comunicación nos despiertan con noticias sobre refugiados y migrantes que huyen del hambre, la guerra, (recordemos el conflicto en Ucrania y la feroz guerra inhumana en Gaza) y no siempre son bienvenidos, ni respetados. Sus sueños de una vida mejor se esfuman al no encontrar un refugio seguro y amable, unas rutas de hospitalidad que le ayuden a completar sus anhelos de dignidad y justicia. Es entonces, al mirar a la Sagrada Familia de Nazareth, cuando es obligada a convertirse en refugiada, donde debemos ver y sentir el drama de los migrantes y refugiados que son víctimas de rechazo y explotación”.

Como los Magos de Oriente, debemos levantarnos de nuestras sedentarias vidas para encarnarnos y cuidar de los que están sufriendo o son más vulnerables y de los que quedaron atrás, esos migrantes y refugiados, que dejando atrás a sus familias y lugares de origen, deciden seguir la Luz de la Esperanza, su estrella particular que los guía hasta occidente, encontrándose por el camino a muchos Herodes que, temiendo perder el poder y la riqueza, intentan y muchas veces consiguen, apagar esa luz y sumir en la oscuridad de los mares, los CIES o de los asentamientos a estos hermanos que sólo buscan poder vivir en dignidad y encontrar la paz que les ha sido robada.

Estos Magos ofrecen a Jesús sus regalos, pero es Jesús mismo el verdadero don de Dios, el regalo de la universalidad, el sentirnos todos hermanos, en un mundo sin fronteras, lleno de ciudadanos libres para decidir si migrar o quedarse.

Chonchi Martín
Directora del Secretariado Diocesano de Migraciones

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