De forma inesperada y cuando estrenamos año nuevo, el Señor ha querido llamar a su presencia a nuestro querido D. Juan Antonio Ruiz Artola, que nació en El Puerto de Santa María (Cádiz), el 5 de abril de 1949, hijo de Bartolomé y María. Cursó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Huelva, siendo ordenado presbítero por Monseñor González Moralejo, el 25 de septiembre de 1974, en Villalba del Alcor. Era Diplomado en Estudios Eclesiásticos y Graduado Social.
D. Juan Antonio tuvo como primer destino pastoral la ciudad de Bollullos Par del Condado, como Coadjutor de la Parroquia de María Auxiliadora. En 1975 fue nombrado Preceptor del Colegio Menor San Pablo. En el siguiente año simultaneó sus obligaciones pastorales con el cargo de Profesor de Religión en Maestría, y fue destinado, como Coadjutor, a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de Almonte. En 1983 pasó a la Sierra, donde tuvo varios encargos: Coadjutor de Almonaster la Real, Las Veredas, Gil Márquez y El Patrás, y después como Cura Párroco de San Isidro Labrador, de El Rosal de la Frontera y Coadjutor de la Asunción de Nuestra Señora, en Aroche. En 1985 fue, como Co-Párroco a las parroquias de Nuestra Señora del Carmen y Santa María del Mar, de Punta Umbría. En 1992 se le encomendaron los cargos de Administrador Parroquial de Encinasola y Cumbres de San Bartolomé y Coadjutor de Nuestra Señora del Pilar, en Huelva, hasta que fue nombrado Vice-Secretario Canciller del Obispado, simultaneando el cargo de Vicario Parroquial de San Francisco de Asís y de San Rafael Arcángel, de la capital.
En 2006 fue designado Secretario Particular de Monseñor José Vilaplana Blasco, siendo su acompañante durante los años que estuvo en Huelva. Durante esos años siguió sirviendo a varias comunidades parroquiales de la Sierra: Administrador Parroquial de Corteconcepción y la Umbría. En 2020, al establecerse en Rosal de la Frontera, fue designado Adscrito a las parroquias de San Isidro Labrador, Sagrado Corazón de Jesús, de Las Cefiñas y de la Asunción de Nuestra Señora, en Aroche.
D. Juan Antonio, que durante su vida sacerdotal estuvo unido a la Cruz del Señor, gozaba de gran simpatía y de un enorme corazón, generoso y servicial. Desde una gran humanidad y humildad, probado en la enfermedad, no dejó de servir a las comunidades parroquiales de toda la diócesis, sustituyendo innumerables veces a los hermanos sacerdotes, -que sentían por él un gran aprecio-, a lo largo de toda la geografía diocesana, pero especialmente en la Sierra, donde últimamente atendía a Rosal de la Frontera, pero también a Corteconcepción y Puerto Moral.
Ahora, acompañado de la Virgen de los Milagros, encontrará la Luz que no se extingue, el Día sin ocaso, donde la felicidad y la eterna recompensa le serán mostradas con misericordia entrañable, la que él tuvo con tantas personas. Brille para él la luz perpetua. Descanse en Paz.
