“¿Quién dice la gente que soy yo?”
Aquella pregunta que Jesús formula entonces a sus discípulos debe retumbar en nuestros oídos actualmente. Tras más de dos milenios después de su nacimiento Jesús sigue siendo un desconocido para mucha gente. De ordinario tendemos a pensar en evangelizar en los llamados países de misión, tradicionalmente referidos a países en vías de desarrollo y de continentes distintos al nuestro. Pero vivimos en una sociedad marcadamente nihilista, narcisista y consumista que ha vuelto en gran medida la espalda a Dios. Precisamente muchos de los males que aquejan al denominado primer mundo vienen dados por la ausencia de Dios en su sociedad, de manera que esta sociedad nuestra, en la que vivimos y existimos, es la que está actualmente necesitada de evangelización.
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Con esta interrogación Jesús da un paso más, porque no pregunta por la opinión de terceros, por los demás, sino a nosotros mismos, directa y fijamente. Esta pregunta, más incisiva que la anterior, debe hacernos plantear cuál es nuestra misión, cuál es el sentido de nuestra existencia, y, aún siendo conscientes de nuestras limitaciones, poner nuestros talentos al servicio de la Iglesia, y quizás, proponernos hablar sin tapujos del que consideramos nuestro Maestro, dándolo a conocer en nuestra propia sociedad, siendo conscientes de que el seguimiento de Jesús no es fácil, y menos, en los tiempos en que vivimos que, en muchas ocasiones, los cristianos parece que remamos contra corriente, pero sólo así podremos entonar el salmo desde el corazón: “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.”
Manuel Galán Cruz,
Director del Secretariado de la Pastoral de Turismo de la Diócesis de Huelva.