El día 20 de enero se celebra a San Sebastián en el calendario de la Iglesia, y de modo especial en la capital y en muchos pueblos de la provincia de Huelva. Era un joven militar romano, oriundo de Narbona y educado en Milán, capitán de cohorte de la guardia pretoriana, a finales del siglo III. Siendo cristiano, cumplió con fidelidad su cargo, pero no participaba de los cultos paganos. Convirtió al cristianismo a muchos compañeros. Su conducta en favor de sus hermanos cristianos delató su condición de cristiano. El emperador Maximiano decide que, atado a un árbol, sea blanco de las saetas, quedando “como un erizo”. Sin embargo, las flechas no afectaron a sus órganos vitales. Una ilustre matrona, Irene, curó sus heridas. Una vez restablecido, compareció ante el emperador quien le condenó a ser apaleado hasta la muerte, el año 304. Su cuerpo fue arrojado a la Cloaca Máxima.
Durante la epidemia de peste que afectó a Roma el año 680 fue invocada su protección particular, y desapareció el contagio. Desde entonces se le invoca como protector contra la peste. En el siglo XV se asocia a dicha protección a San Roque, introduciéndose la costumbre de situar una ermita a San Sebastián y otra a San Roque en las dos entradas principales de las poblaciones, en función defensiva o “apotropaica” contra los contagios[1].
Al menos en 30 poblaciones onubenses, San Sebastián es venerado, si no como patrono o copatrono, al menos como defensor de los habitantes contra las epidemias. En 15 lugares dispone de una iglesia o ermita, dando nombre a su calle. En 3, es titular de su parroquia. En 10, tiene su Hermandad, en 4 de ellas como titular único. Su día se asocia a la fiesta popular, con procesiones y con danzas, como las de Villanueva de las Cruces, o con comida en la dehesa, como en Bollullos.
Como es natural, todos estos lugares disponen de su imagen de culto. Enumeremos las más antiguas: la de Aroche, de fines del s. XV. De principios del s. XVI son las de Hinojales Cumbres Mayores y Paymogo. Del último tercio de siglo, las de Chucena, Hinojos, Trigueros y Villarrasa. Del siglo XVII las de La Palma y El Granado. Como recuerda Eduardo Sugrañes, el patrón de Huelva fue venerado en sucesivas imágenes: la atribuida a Gaspar del Águila, hacia 1578, que se halla en el Museo Provincial; la de mediados del XVII, en San Pedro; y la de Pérez Comendador, de 1941, en su parroquia[2].
Localización: Aroche. Iglesia parroquial de la Asunción
Autor: Anónimo sevillano
Año: Hacia 1485
Material: Madera tallada y policromada
Medidas: 0,91 m.
El santo aparece semidesnudo, cubiertas las caderas con un lienzo blanco, de quebrados pliegues, con los brazos en alto, los codos en ángulo, y atadas las manos con sogas al tronco de un árbol, casi en forma de cruz. Tiene inclinada la cabeza a un lado, de cabellera larga que cae a ambos lados, y rostro dulce, más triste que dolorido. Seis flechas simétricas taladran su torso. Cruza las piernas, contraponiendo los talones. Sus formas lisas y su composición angulosa nos recuerdan los Crucificados góticos, pero su anatomía simplificada, pero correcta, y la expresión melancólica nos acercan a los inicios de la escultura renacentista. Se halla situada en el ático del retablo del Sagrario. Procede de la ermita de San Sebastián, en cuya portada figura una inscripción que, como transcribe Rodrigo Amador de los Ríos, dice: “esta portada fiso fndo gonz siendo delegado mº año de mill e iiiiº e lxxx e cinco años”[3].
Localización: Hinojos. Iglesia parroquial de Santiago
Autor: Círculo de Bautista Vázquez el Viejo.
Año: Hacia 1580
Material: Madera tallada y policromada
Medidas: 1,20 m.
La imagen de San Sebastián era titular de la ermita de su nombre, dedicada hoy a la Virgen del Valle. El santo, juvenil y atlético, aparece atado a un árbol y asaeteado por cuatro flechas. El cuerpo, en elegante pose, compone la llamada “curva praxiteliana”, formando una línea similar a una S, sutil y envolvente. A ello contribuye la contraposición de los brazos. Es admirable la perfección anatómica, del torso, brazos y piernas, sin exageraciones, así como la dulzura melancólica de su mirada, que se dirige hacia el cielo. Sus características propias del manierismo, tan cercanas al estilo de las esculturas griegas y romanas, nos conducen a relacionarlo con otras piezas de la parroquia, que pueden situarse en el círculo de Bautista Vázquez el Viejo, hacia 1580, fecha en la que ya figura en el inventario parroquial[4]. Se halla en la calle del lado izquierdo del retablo mayor. La ermita de San Sebastián, hoy del Valle, estaba situada a la entrada de la población, en función “apotropaica”, para defender a la población de los contagios de la peste[5].
Manuel Jesús Carrasco Terriza
[1] CALVO LÁZARO, Rocío. “San Roque, un antiguo patronazgo olvidado en Huelva.” en Atrio. Revista de Historia del Arte, 30 (2024) 28-46. https://doi.org/10.46661/atrio.10374.
[2] SUGRAÑES GÓMEZ, Eduardo J., San Sebastián. Barrio y devoción en Huelva, Huelva, 1996.
[3] AMADOR DE LOS RÍOS, Rodrigo, Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Huelva – 1909, Edición y Estudio preliminar de Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Huelva, Diputación Provincial – Ministerio de Educación y Cultura, 1998, p. 414.
[4] Archivo Parroquial de Hinojos, Inventario de 1580, fol. 92 vtº: «Ytem vna ymagen de bulto en el altar mayor de San Sebastián.- Año de 95 visitó susodicha.- 634.- Está año de 648.-[…] En 4 de julio de 1598 ay todos los rretablos e ymagines de suso anunziadas en las partidas retro escritas.- Están año de 613.- Está año de 619.-»
[5] GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel, Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Catálogo monumental de la Provincia de Huelva. t. I, Huelva, Universidad de Huelva, 1999, pp. 260-261.