
Las Capillas del Rocío
A pocos días de la Romería del Rocío, ha quedado terminada la decoración de las capillas del Santuario, situadas a ambos lados del presbiterio.
A pocos días de la Romería del Rocío, ha quedado terminada la decoración de las capillas del Santuario, situadas a ambos lados del presbiterio.
Una obra de arte encierra mucho más contenido de lo que a primera vista puede parecer. Por supuesto, directamente muestra un significado por medio de formas y colores, tanto si es arte figurativo como si es arte abstracto. Pero también nos revela la personalidad del artista, su sensibilidad humana, su formación y, yendo más allá, nos habla de su entorno: de la sociedad en que se ha producido, las creencias, los centros culturales, la economía, las relaciones comerciales, etc.
El mes de mayo, “mes de las flores”, en tiempo pascual, se asocia a las romerías marianas, que celebran a la Madre del Salvador Resucitado. Pero también es el mes de las primeras comuniones, que preceden a la fiesta del Corpus Christi.
Si no reducimos el concepto de “patrimonio religioso” a las bellas artes de la escultura, la talla y la música, sino que lo ampliamos al campo del “patrimonio etnológico”, encontramos una gran riqueza y variedad de expresiones religiosas, patrimonio de nuestros pueblos.
“Cuando sea levantado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí”, dijo el Señor, y así lo puso por escrito el evangelista San Juan (Jn 12, 32). La muerte redentora de Cristo en la Cruz es el centro de la fe cristiana.
Los artistas han representado de diversas maneras el momento de la Pasión de Cristo conocido como el “Ecce Homo”: de forma narrativa o de forma más expresiva y sintética, como veremos.
El misterio pascual de Cristo muerto y resucitado, misterio central del cristianismo, es también el tema central del arte cristiano. El artista pone ante nuestros ojos la entrega voluntaria y amorosa de Jesucristo, que ofrece su vida por la salvación de la Humanidad.
Hoy, del arte onubense hemos seleccionado la figura de San José en la Sagrada Familia, con el Niño en brazos o en la carpintería.
En los siglos del Barroco proliferaron las representaciones del Niño Jesús, siempre como verdadero niño, y muchas veces volcando sobre la figura infantil la contemplación de variados misterios, tanto de dolor como gozo y de gloria. Anteriormente hemos mostrado a Jesús reposando sobre su Madre, o bendiciendo como resucitado y glorioso, y mostrando su corazón amante. Nos fijamos ahora en los misterios de dolor.
La dinámica de la liturgia cristiana, que en el curso de un año nos recuerda los momentos fundamentales de la obra de la Redención, obliga a que demos un salto desde la Navidad hasta el Bautismo de Cristo, quedando entre paréntesis la infancia de Jesús.
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