
Evangelio según San Juan 21, 1-19.
– Hch 5, 12-16. Crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor.
– Sal 117. R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
– Ap 1, 9-11a. 12-13. 17-19. Estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos.
– Secuencia (opcional). Ofrezcan los cristianos.
– Jn 20, 19-31. A los ocho días llegó Jesús.
Domingo 20 de abril. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.
Lc 22, 14 — 23, 56. «Pasión de nuestro Señor Jesucristo».
Evangelio de San Juan 8, 1-11. El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
El IV Domingo de Cuaresma nos presenta la parábola del hijo pródigo, una de las más conmovedoras del Evangelio. En ella, Jesús nos revela el corazón misericordioso del Padre, que siempre espera el regreso del
Lc 13, 1-9. Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
– Gén 15, 5-12. 17-18. Dios inició un pacto fiel con Abrahán.
– Sal 26. El Señor es mi luz y mi salvación.
– Flp 3, 17 — 4, 1. Cristo nos configurará según su cuerpo glorioso.
– Lc 9, 28b-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
Evangelio (Lc 6,39-45). “Les dijo también una parábola: —¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?»
Lc 6, 27-38. «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso».