Profesionales de distintos sectores salen a la palestra durante el estado de alarma. Unos por su labor infatigable poniendo lo mejor de sí para sacar a flote creatividad y amortiguar los efectos de la pandemia. Otros erigidos en luces de lo cotidiano, poniéndose en riesgo para responder a la crisis sanitaria u ofreciendo su servicio para que no falte lo esencial a las familias confinadas. Aquí traemos algunos testimonios de estas personas que, bajo el prisma de la fe, no solo viven esta situación extraordinaria sino que, ordinariamente, trabajan con el mismo empeño su compromiso laical en el ámbito profesional. Ellos son ejemplo de tantos otros cristianos insertos en la sociedad.
Susana Ríos, profesora de Inglés y jefa de estudios de secundaria y bachillerato en el Colegio Diocesano de Huelva.
“Los alumnos nos sorprenden cada día y este es el motivo por el que muchos de nosotros nos dedicamos a esto. Ellos nos impulsan”
“El pasado 12 de marzo comenzó para todos los centros docentes una situación extraordinaria y tengo que decir que los profesores nos vimos obligados, en menos de 24 horas, a estar preparados en recursos, en enseñanza online, en todo tipo de herramientas e incluso tuvimos que retocar nuestra programación en cuestión de horas. La manera de adaptarnos a esta nueva situación y esta nueva manera de enseñanza fue bestial y muy positiva, porque no hubo apenas tiempo de reacción y, sin embargo, todos apostamos por hacer lo mejor posible nuestro trabajo, que es lo que pretendemos.
En nuestro colegio nos encontramos, normalmente, con una situación de nuestras familias bastante complicada en muchos casos y, con la crisis del COVID-19, aumentan los problemas, por supuesto. Es verdad que son pocas las familias que nos encontramos desfavorecidas en cuanto a brecha digital, porque hoy en día ya casi todos los alumnos y las familias disponen de un móvil, de una tablet o de conexión a internet. Aquellas familias en las que hemos encontrado esta situación las estamos ayudando, poniendo a su servicio todo tipo de dispositivos y tecnologías. Los alumnos nos sorprenden cada día y este es el motivo por el que muchos de nosotros nos dedicamos a esto. Ellos nos impulsan.
Todos esos valores que nos hemos llevado tanto tiempo inculcándoles ahora han florecido y los vemos: la responsabilidad, el esfuerzo, la constancia, están trabajando a cualquier hora, ayudando en casa, cuidando incluso de los hermanos pequeños cuando los padres se van a trabajar y, todo ello, con la mejor de las sonrisas. Nosotros podemos decir que nuestros alumnos están dando el cien por cien y que estamos muy orgullosos de ellos, de sus familias y de nuestro profesorado. Nuestra comunidad educativa está dando la talla”.
Antonio Carrasco, jefe de sección de Huelva Información
“Son tiempos de superación y adaptación ante los que debemos dar un plus”
“El confinamiento es una situación extraña, difícil y compleja que exige lo mejor de cada uno de nosotros. Lo es tanto a nivel personal y profesional, porque nos obliga a modificar nuestros hábitos laborales y también nos condiciona en nuestras relaciones personales. Es un duro examen que todos vamos a aprobar.
A nivel profesional nos hemos visto empujados al teletrabajo en la mayoría de los casos, anticipando lo que muy probablemente nos tenía deparado el futuro a medio plazo en muchas profesiones. La nuestra nos permite realizar la mayor parte de las funciones a distancia, si bien el contacto humano es esencial y ningún avance tecnológico es capaz de sustituirlo. A pesar de ello, son tiempos de superación y adaptación ante los que debemos dar un plus.
Más duro es sin duda el aspecto personal. No tener contacto con seres queridos, limitar nuestras relaciones familiares al teléfono o una videollamada es un trago amargo que 40 días después se hace complicado. Nos queda el consuelo de saber que cada día que pasa es un día menos para volver a abrazarnos todos. No sabemos cuándo será, pero cuando llegue todos habremos cambiado y en adelante valoraremos de forma muy diferente que la verdadera riqueza es tener a los nuestros al lado”.
Elena Rodríguez, auxiliar de enfermería en el Hospital Juan Ramón Jiménez.
“No me siento heroína de nada y este sentimiento es compartido con mis compañeras auxiliares, enfermeros y médicos, que estamos respondiendo a aquello que nos gusta hacer”
“La verdad es que ahora ha descendido mucho la tensión de esas primeras semanas que, en el hospital, empezó antes del confinamiento. Ese primer mes de esta crisis ha sido muy duro porque el ambiente de tensión emocional y psicológica ha sido muy alto, por el desconocimiento, por la falta de material y el no saber si estábamos lo suficientemente preparados para abordar una situación así. Después llegaron algunos casos de contagio entre compañeras y se respiraba confusión, miedo, etc. que nos hacía llegar a casa algunos días tristes, otros emocionados y muchos cansados, no solo por el trabajo sino, además, por la tensión mantenida. No tengo dudas que en todo esto la mano de Dios me ha sostenido. Cada vez que he ido a trabajar he dicho: ¡Dios mío ayúdame a llevar esta situación y a acoger lo que tenga que venir! Y esto me ha devuelto siempre la serenidad y la alegría de seguir adelante.
Es emocionante ver cómo el personal sanitario sale a la luz en esta situación y recibe el aplauso y agradecimiento de todo el mundo, pero, en verdad, yo no me siento heroína de nada y este sentimiento es compartido con mis compañeras auxiliares, enfermeros y médicos, que estamos respondiendo a aquello que nos gusta hacer. Más que heroína, he pasado miedo por la confusión y la desprotección, miedo que iba y venía a casa, donde cada una de mis compañeras, como yo, tenemos situaciones diferentes, algunas más complicadas que otras, algunas de nosotras también con más de 60 años, pero ninguna hemos dejado de poner lo mejor de nosotras mismas. Eso sí, no he tenido miedo al enfermo, al paciente. Cuando entraba en la habitación de alguno se me olvidaba todo y he intentado hacer bien mi trabajo, poniendo el cariño que podía. Y, como decía antes, esto creo que ha sido cosa de Dios, que ha estado ahí siempre.
El silencio en la calle, la soledad y el miedo que hemos mascado ha sido una vivencia muy dura. Miro a mis hijos, me miro a mi misma, miro a la sociedad y me pregunto si estaremos aprendiendo algo de todo esto. Yo espero que sí, pero no lo sé. Confío en que todo lo que nos está pasando, al final, sea para bien.”
Rafael Colmenero, Inspector de la Policía Nacional Huelva.
“El estado de alarma nos ha brindado al colectivo policial la posibilidad de acercarnos aún más a los más necesitados”
La pandemia que estamos sufriendo ha significado un cambio importante en nuestras vidas e igualmente ha tenido su reflejo en el ámbito laboral. Desde la Policía Nacional en Huelva se ha reforzado el número de efectivos dedicados a la atención ciudadana. Ante las demandas y solicitudes realizadas por la ciudadanía, que han crecido de manera exponencial, la dedicación y la profesionalidad de la Policía están orientadas a dar una respuesta a estas solicitudes y muy especialmente a las de los colectivos más vulnerables, haciendo hincapié en las personas mayores que viven solas, aquellas que no se pueden valer por sí mismas o padecen algún tipo de enfermedad o discapacidad física o mental.
Desde esta perspectiva, el estado de alarma nos ha brindado al colectivo policial la posibilidad de acercarnos aún más a los más necesitados, ofreciéndoles soluciones o alternativas a sus problemáticas y sintiéndonos útiles desde la vocación de servicio que se nos presume y que está presente hoy más que nunca.
En la esfera personal los creyentes partimos de la ventaja que nos proporciona la fe en Cristo, que se ve reforzada en estos momentos difíciles, siempre bajo la luz que alimenta la esperanza. Esta situación nos recuerda el privilegio que supone todo lo que tenemos alrededor y lo valioso que era y es aquello que veíamos como insignificante. Lo que más añoro sin duda es no ver a mis padres, que viven lejos de Huelva, aunque sí es cierto que las conversaciones que mantenemos a diario son más sinceras y cariñosas que nunca.
Finalmente, la oración. He vivido la experiencia de una Semana Santa muy especial desde el silencio, alejado de las aglomeraciones pero en la que he tenido muy presente a todos aquellos a los que quiero y principalmente a Dios, como artífice de todo lo bueno que tengo y deseo para los demás.”
Juan Linares, pequeño empresario y gerente de Imago Informática.
“Estamos viviendo esta situación con mucha incertidumbre, al igual que muchas familias que tienen su principal fuente de ingreso en un negocio pequeño”
“El estado de alarma, decretado a mediados de marzo, al igual que le ha ocurrido a muchos pequeños comercios de Huelva, ha afectado en gran medida a nuestra empresa, a nuestra economía y a nuestras familias. En este periodo, hemos tenido que reinventarnos y dar un servicio especial a nuestros clientes. Por un lado, están las empresas que no han parado y a las que hemos tenido que ayudar para poder teletrabajar, configurando equipos informáticos y redes para que pudieran seguir dando el servicio que necesitaban. Tanto los empleados de esas empresas, como los gerentes, han necesitado que invirtamos mucho tiempo en prepararlos y en capacitar sus recursos para poder continuar con su actividad. Todo esto, con la dificultad añadida de la distancia ya que, al minimizar las visitas a domicilio, hemos tenido que tratar todas las incidencias vía telefónica y con conexiones remotas. Por otro lado, están también las familias. Este cambio radical en el consumo, en los desplazamientos y en la afluencia de personas en las calles, ha provocado que nuestros teléfonos se conviertan prácticamente en centralitas y así intentamos ayudar a todas las personas que habitualmente nos visitan en la calle José Fariñas. A través de los teléfonos de nuestro negocio, atendemos muchas dudas todos los días de la semana y a cualquier hora. Todos hemos perdido la noción del tiempo y los padres, preocupados, nos llaman incluso en domingo. Cuando no queda más remedio, pedimos a los clientes que acudan por la mañana a nuestra tienda a recoger el material necesario para que sus hijos puedan estudiar desde casa. Por eso, hemos decidido dar un servicio mínimo de atención al público, de 10 a 14 horas. A nivel particular, estamos viviendo esta situación con mucha incertidumbre, al igual que muchas familias que tienen su principal fuente de ingreso en un negocio pequeño, pero estamos seguros que con constancia, ayuda y dedicación saldremos de esta. Quiero transmitir ánimo a todos los empresarios de Huelva y dar mi enhorabuena a todos los estudiantes que están haciendo en este momento el mejor uso que pueden hacer de las tecnologías.”