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Semana Santa: celebración del misterio central de nuestra fe

Publicado:
26 marzo, 2021

La Semana Santa, tomada en su totalidad, constituye la celebración culminante de todo el año litúrgico. En ella se conmemoran los acontecimientos capitales del misterio pascual: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Invitamos a vivirla desde el corazón y en familia, uniéndonos a toda la Iglesia Universal.

Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén. La participación de nuestro pueblo en los ritos de la Semana Santa es ciertamente intensa, especialmente en el ámbito de la piedad popular.

En ocasiones, se establece una especie de paralelismo celebrativo entre lo rigurosamente litúrgico y los ejercicios de piedad específicos cuando, en verdad, deberían vivirse de modo armónico, valorando las acciones litúrgicas, sostenidas ciertamente por los actos de piedad popular.

Que por segundo año consecutivo y a causa de esta pandemia, no vayamos a ver las imágenes titulares de las hermandades y cofradías de penitencia en nuestras calles nos invita a poner el corazón de la celebración en el interior de nuestros templos, saboreando de un modo especial toda el despliegue litúrgico de estos días que nos acerca, pedagógicamente, al misterio central de nuestra de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Por otro lado, la presencia de las sagradas imágenes en los templos concitará a muchos fieles que, guardando las correspondientes medidas, fijarán su mirada en ellos en multitud de pequeños gestos de piedad y en celebraciones, como las que están previstas en sustitución de las estaciones de penitencia de las hermandades y cofradías, expresión de la fe no solo particular, sino de todo un pueblo creyente que confía a Dios su propia pasión y que vive de la esperanza del Resucitado.

La vicaría para la Celebración de la Fe publicaba, en esta cuaresma, un subsidio devocional en el que se ofrecen una serie de oraciones y celebraciones para esta Semana Santa, especialmente, para la sustitución de las estaciones de penitencia de las hermandades y cofradías de nuestra diócesis.

Como disponía el Sr. Obispo en el Decreto sobre la celebración de cultos, estaciones de penitencia y procesiones de las hermandades y cofradías en la Diócesis de Huelva: “Los párrocos y directores espirituales, en colaboración con sus hermandades y cofradías, asociaciones de fieles o grupos eclesiales, organizarán el modo en que los hermanos puedan expresar la devoción a sus sagrados titulares de forma personal y comunitaria, especialmente en el día en el que les correspondería celebrar sus estaciones de penitencia.”

Domingo de Ramos en la Pasión de Nuestro Señor

En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su Misterio pascual. Por esta razón, en todas las misas se hace memoria de la entrada del Señor en la ciudad santa. Aunque en esta ocasión no se realizará la tradicional procesión de ramos sino la entrada simple que contempla el misal, muchos de los hogares cristianos adornarán sus balcones o algún rincón de la casa con una palma o un ramo de olivo como símbolo de bendición y adelanto de la victoria de Jesucristo sobre la muerte.

De este modo, para la memoria de esta solemne entrada del Señor en Jerusalén, se toman, en el momento inicial, el pasaje evangélico que relata este momento de la vida de Jesús, en esta ocasión tomado del evangelio según San Marcos, al estar en el ciclo litúrgico B. Igualmente tomado de este evangelio, durante la celebración de la Santa Misa se lee el relato de la Pasión del Señor. El domingo de Ramos, pues, sirve de pórtico perfecto con su estructura triunfante y dolorosa.

Nuestro obispo, Santiago Gómez, presidirá la Misa de Ramos en la Catedral a partir de las 11.00 h.

Lunes, Martes y Miércoles Santo

Los primeros días de la Semana Santa, las lecturas consideran el misterio de la Pasión. En la Misa Crismal, las lecturas ponen de relieve la función mesiánica de Cristo y su continuación en la Iglesia, por medio de los sacramentos.

El Lunes Santo, la fragancia del perfume con que fue ungido Cristo es adelanto de la unción el día de su muerte. Nos acordamos especialmente de todos aquellos enfermos que no pueden en estos días recibir el sacramento de la unción.

El Martes Santo,  la lectura del evangelio nos pone delante de dos discípulos: Judas y Pedro, traición y negación. Día para revisar nuestra fidelidad al Señor. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a dar la vida por Aquel que ya la dio por nosotros?

En la mañana de Martes Santo, la Catedral de la Merced acoge la Misa Crismal (11.00 h.) de consagración del Santo Crisma y bendición de los Óleos de los Catecúmenos y de los Enfermos. Además, el presbiterio renueva sus promesas sacerdotales. El Santo Crisma y los sagrados óleos son llevados, posteriormente, a todas las parroquias donde, de un modo solemne y expreso, son presentados, como expresión de unidad, en la Misa Vespertina del Jueves Santo en la que se conmemora la Cena del Señor.

El Miércoles Santo se adentra en la traición de Judas, contexto en el que se precipita la Pasión de Cristo. La acción de Judas nos puede llegar a repugnar. Quizá en nuestra escala de valores subordinamos fácilmente los intereses más sagrados de Dios y del hombre por un puro afán de lucro, o por cualquier otro interés.

Jueves Santo en la Cena del Señor

Todos los años en el «sacratísimo triduo del Crucificado, del Sepultado y del Resucitado», o Triduo pascual, que se celebra desde la misa vespertina del Jueves en la cena del Señor hasta las Vísperas del Domingo de Resurrección, la Iglesia celebra, «en íntima comunión con Cristo su Esposo», los grandes misterios de la redención humana.

En la misa vespertina, el recuerdo del banquete que precedió al éxodo ilumina de un modo especial el ejemplo de Cristo al lavar los pies de los discípulos –aunque este año la liturgia suprime este gesto a causa de la pandemia– y las palabras de Pablo sobre la institución de la Pascua cristiana de la Eucaristía.

En la Catedral, la celebración de esta misa, antesala del Triduo Pascual, será presidida por el obispo de Huelva, Santiago Gómez, a partir de las 17.00 h.

Viernes Santo de la Pasión del Señor

La acción litúrgica del Viernes Santo llega a su momento culminante en el relato según san Juan de la Pasión de aquel que, como el Siervo del Señor, anunciado en el libro de Isaías, se ha convertido realmente en el único sacerdote al ofrecerse a sí mismo al Padre.

La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que hoy celebra, dando gracias por tan inefable don, e intercede por la salvación de todo el mundo.

La celebración de la Pasión del Señor en la Catedral será igualmente presidida por nuestro Obispo a partir de las 17.00 h.

Sábado Santo de la Sepultura del Señor

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y esperando su resurrección en oración y ayuno.

La Iglesia se abstiene del sacrificio de la misa, quedando por ello desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la resurrección, se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales.

La Iglesia recomienda la celebración del Oficio de Lecturas y de las Laudes con participación del pueblo. En la Catedral, el Obispo presidirá este solemne rezo a partir de las 9.30 h.

Vigilia Pascual en la Noche Santa

Según una antiquísima tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la Noche Santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como «la madre de todas las Santas Vigilias» (san Agustín).

Durante la Vigilia, la Iglesia espera la Resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc 12, 35-48), deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en sus manos esperan el retorno de su Señor, para que, cuando llegue, los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa.

Esta vigilia, que en la Catedral presidirá el Obispo a partir de las 19.30 h., es figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la noche de la verdadera liberación, en la cual, «rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo».

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne. El Obispo presidirá esta celebración en la Catedral a las 12.30 h.

En este día, celebramos que Dios nos ha abierto las puertas de la eternidad por medio de su Unigénito, vencedor de la muerte, y pedimos ser renovados por el Espíritu Santo para resucitar a la luz de la vida. La piedra que desecharon los arquitectos —Cristo en su pasión— es ahora la piedra angular una vez que ha resucitado. Y creemos en este misterio gracias al testimonio de los apóstoles que comieron y bebieron con él después de su resurrección y vieron el sepulcro vacío. A partir de ahí, una vez que por el bautismo hemos resucitado con Cristo, busquemos los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.

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