Queridos diocesanos:
Desde hace meses estamos sumidos en una pertinaz sequía. La escasez de lluvia afecta gravemente a la agricultura, a la ganadería, a la industria, a los servicios, y, de forma preocupante, al consumo humano.
Los creyentes sabemos que el agua es un don de Dios, y, en consecuencia, debemos hacer un uso agradecido y responsable de ella y de los demás dones que Dios pone en nuestras manos. Ante la escasez de agua, los hombres y mujeres de fe, estamos llamados a elevar nuestras suplicas al Todopoderoso, —porque “todo el que pide recibe” (Mt 7, 8)— siguiendo la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo.
En estos días la Iglesia celebra las Témporas de Acción de Gracias y de Petición. La comunidad cristiana, terminado el periodo estival y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual, ruega a Dios por las necesidades de los hombres, principalmente por los frutos de la tierra y por los trabajos, dando gracias a Dios públicamente (Cf. Normas Universales sobre el Año Litúrgico y el Calendario, 45-47).
En este contexto litúrgico de Petición, exhorto a los sacerdotes a que incorporen una petición por el preciado don de la lluvia en la Oración de los fieles de la santa Misa, especialmente los domingos y solemnidades. Del mismo modo, exhorto a los presbíteros, diáconos, comunidades religiosas y a todos aquellos fieles que recen el Oficio Divino a que incluyan en la oración de Laudes y de Vísperas esta intención, así como en el rezo del Santo Rosario.
En las Misas y Oraciones por diversas necesidades, contenidas en el Misal Romano, se recoge una oración colecta (pág. 1049) “para pedir la lluvia”, os invito a que la empleéis según lo dispuesto por las normas litúrgicas:
«Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna, para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos. Por Nuestro Señor Jesucristo…».
No quiero terminar esta carta sin invocar a la Santísima Virgen María. A Ella, el pueblo cristiano ha dirigido siempre rogativas para obtener, por su intercesión, el don de la lluvia. Son numerosísimos los santuarios marianos repartidos por nuestra diócesis de Huelva, acudamos a ellos con esta plegaria:
Dios Padre Nuestro, Señor del cielo y de la tierra.
Tú eres para nosotros; existencia, energía y vida.
Tú has creado al ser humano a tu imagen y semejanza,
para que con su trabajo, haga fructificar las riquezas de la tierra,
colaborando así a tu creación.
Somos conscientes de nuestra miseria y debilidad.
Nada podemos sin Ti.
Tú, Padre Bueno, que haces brillar el Sol sobre todos y haces caer la lluvia,
ten compasión de cuantos sufren durante la sequía en estos días.
Escucha con bondad las oraciones que tu Iglesia te dirige con confianza,
como escuchaste las súplicas del Profeta Elías, que intercedía a favor de su pueblo.
Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida, la lluvia tan deseada,
para que renazcan los frutos y se salven los seres humanos y los animales.
Que la lluvia sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición.
Así, confortados por tu misericordia,
te rendimos gracias por todo don de la tierra y del cielo,
con que tu Espíritu satisfaga nuestra sed.
Por Jesucristo, Tu Hijo, que nos ha revelado tu amor,
Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna. Amén.
(Oración del papa San Pablo VI para pedir la lluvia)
Unidos en la oración, recibid mi bendición.
✠ Santiago Gómez Sierra, Obispo de Huelva
Huelva, 5 de octubre de 2022, Témporas de Acción de Gracias y Petición.