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XII Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Santiago Gómez Sierra

Publicado:
26 febrero, 2023
En la Catedral de Sevilla, el 26 de febrero de 2011 era ordenado obispo Monseñor Santiago Gómez Sierra, hoy obispo de Huelva

El 26 de febrero de 2011, en la catedral hispalense, era ordenado obispo, hace doce años, Monseñor Santiago Gómez Sierra. Hoy, en el I Domingo de Cuaresma, los cristianos onubenses estamos llamados a unir nuestra oración por nuestro Padre y Pastor.
 
Como nos recuerda el Concilio Vaticano II “los Obispos, por su parte, puestos por el Espíritu Santo, ocupan el lugar de los Apóstoles como pastores de las almas, y juntamente con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, son enviados a actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno. Ahora bien, Cristo dio a los Apóstoles y a sus sucesores el mandato y el poder de enseñar a todas las gentes y de santificar a los hombres en la verdad y de apacentarlos. Por consiguiente, los Obispos han sido constituidos por el Espíritu Santo, que se les ha dado, verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores” (Christus Dominus, 1).
 
Por lo tanto, el Obispo tiene la misión de santificar, enseñar y regir al Pueblo de Dios, y todo esto hacerlo como servidor del mismo, al estilo de Jesús. Con razón, pues, los pastores necesitan la oración de todos nosotros para el cumplimiento de su misión. “El don espiritual de los comienzos ha llegado hasta nosotros mediante la imposición de las manos, es decir, la consagración episcopal, que otorga la plenitud del sacramento del orden, el sumo sacerdocio, la totalidad del sagrado ministerio. Así, a través de los Obispos y de los presbíteros que los ayudan, el Señor Jesucristo, aunque está sentado a la derecha de Dios Padre, continúa estando presente entre los creyentes” (Pastores Gregis, 6).
 
Esta presencia del Señor en nuestra Diócesis se concreta, pues, a través del ministerio y la persona de D. Santiago, a quien hoy encomendamos al Buen Pastor, para que siga siendo transparencia suya en nuestra Iglesia diocesana. Por lo tanto, lo felicitamos de la mejor manera que podemos hacerlo: rezando por él, por sus intenciones, por su ministerio episcopal, para que siga ayudándonos a seguir a Jesucristo en la Iglesia.

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