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El Papa reconoce el martirio de 5 sacerdotes, seminaristas y laicos onubenses

Publicado:
22 junio, 2023
El Santo Padre aprobó el decreto que reconoce "el martirio" por el "odio de la Fe"

El papa Francisco aprobó este jueves, 22 de junio el decreto que reconoce “el martirio” por “el odio de la Fe” de diez sacerdotes y diez laicos de Andalucía asesinados en 1936, por lo que serán beatificados.

El decreto fue aprobado por el papa después de recibir al prefecto del dicasterio para la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, y al ser reconocido mártires no han necesitado ningún milagro al contrario que el resto de los procesos de beatificación.

Es históricamente conocida la situación sociopolítica de España en el período de la guerra civil (1936-1939), así como el clima de persecución que los milicianos republicanos instauraron contra todos aquellos que profesaban ser miembros de la Iglesia Católica, ya fueran fueron consagrados o laicos.

La Causa en cuestión trata del martirio de veinte Venerables Siervos de Dios, diez sacerdotes y diez laicos, todos asesinados en 1936 y pertenecientes a la Archidiócesis de Sevilla contando varios onubenses entre ellos.

Ellos son:

  • Manuel González-Serna Rodríguez. Nacido en Sevilla el 13 de mayo de 1880, fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1902 y nombrado párroco de Constantina el 30 de octubre de 1911. Detenido la noche del 19 de julio de 1936, el 23 de julio siguiente fue conducido a la iglesia parroquial de Constantina y ejecutado en la sacristía.

  • Francisco de Asís Arias Rivas. Nacido en Cantillana (Sevilla) el 30 de enero de 1875, fue ordenado sacerdote el 1 de junio de 1901 y nombrado párroco de Lora del Río el 27 de octubre de 1919. Fue detenido a finales de julio de 1936 y fusilado el 1 de agosto. 1936 en el cementerio de Lora del Río.

  • Miguel Borrero Picón. Nacido en Beas (Huelva) el 6 de diciembre de 1873, fue ordenado sacerdote el 19 de noviembre de 1903 y nombrado vicepárroco de Utrera el 26 de febrero de 1923. Fue detenido en la parroquia el 19 de julio de 1936 y asesinado en la prisión local el 26 de julio siguiente.

  • Mariano Caballero Rubio. Nacido en Alájar (Huelva) el 28 de octubre de 1895, fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1923 y nombrado vicepárroco en Huelva el 27 de abril de 1934. Presenció el incendio de la iglesia parroquial el 21 de julio de 1936 y encontró refugio con una familia en Punta Umbría donde fue detenido y llevado a la cárcel. Recibió un disparo en la espalda mientras lo trasladaban a prisión y murió de una hemorragia en el hospital el 23 de julio de 1936.

  • Pedro Carballo Corrales. Nacido en Ubrique (Cádiz) el 10 de noviembre de 1886, fue ordenado sacerdote por la diócesis de Sevilla el 18 de diciembre de 1910 y nombrado párroco de Santa María de Guadalcanal el 15 de octubre de 1919. Fue detenido en su parroquia el 1 de julio 20 de enero de 1936 y tomada junto con otras retenidas en el cementerio de Guadalcanal donde fue fusilado y enterrado el 6 de agosto de 1936.

  • Juan María Coca Saavedra. Nacido en Mairena del Alcor (Sevilla) el 24 de diciembre de 1884, fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1909 y nombrado vicepárroco de Lora del Río el 14 de octubre de 1911. Fue fusilado y enterrado en el cementerio de la ciudad el 18 de agosto. 1, 1936.

  • Antonio Jesús Díaz Ramos. Nacido en Bollullos del Condado (Huelva) el 31 de diciembre de 1896, fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1920 y nombrado administrador parroquial en Cazalla de la Sierra (Sevilla) en 1931. Detenido la noche del 18 de julio de 1936, fue ejecutado en la prisión de Cazalla de la Sierra el 5 de agosto siguiente.

  • Salvador Lobato Pérez. Nacido en Algodonales (Cádiz) el 31 de diciembre de 1901, fue ordenado sacerdote en Sevilla el 12 de marzo de 1927 y nombrado administrador de la parroquia de El Saucejo en 1933. Detenido junto a su hermano el Venerable Siervo de Dios Rafael Lobato Pérez ( n.20), con quien fue asesinado en El Saucejo el 21 de agosto de 1936.

  • Rafael Machuca Juárez de Negrón. Nacido en Estepa (Sevilla) el 30 de abril de 1881, fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1909 y nombrado vicepárroco el 1 de noviembre de 1912. Detenido en julio de 1936 en el balneario de Carratraca adonde había acudido por motivos de salud y enviado a Málaga, fue asesinado el 31 de agosto de 1936.

  • José Vigil Cabrerizo. Nacido en Huétor-Tájar (Granada) el 11 de octubre de 1906, fue ordenado sacerdote el 20 de mayo de 1932 en Sevilla. Se le encomendó la iglesia del barrio de San Girolamo a donde llegaron los revolucionarios el 1 de mayo de 1936. Reconocido como sacerdote, fue fusilado el 18 de julio de 1936 en Sevilla, muriendo en el hospital al día siguiente.

  • Enrique Palacios Monrabá. Nacido en Cazalla de la Sierra (Sevilla) el 3 de abril de 1917, ingresó en el Seminario de Sevilla el 29 de agosto de 1928. Terminado el primer año de estudios de teología, volvió a casa de vacaciones a finales de junio de 1936. Fue detenido y asesinado junto con su padre el Venerable Siervo de Dios Manuel Palacios Rodríguez (n. 17) en el patio de la prisión de Cazalla de la Sierra el 5 de agosto de 1936.

  • María Dolores Sobrino Cabrera. Nacida en Constantina (Sevilla) el 19 de abril de 1868, se casó con Rafael Cabezas Ruival de Flores el 27 de diciembre de 1891. Comprometida en la parroquia, fue fusilada el 23 de julio de 1936 en la iglesia de Constantina.

  • Agustín Alcalá Henke. Nacido en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) el 7 de junio de 1892, se licenció en derecho en 1915 y se hizo abogado. Baleado en Alcalá de Guadaíra por revolucionarios el 17 de julio de 1936 cuando acudía a socorrer a los necesitados, murió en el hospital de Sevilla el 18 de julio de 1936.

  • Mariano López-Cepero y Muru. Nacido el 24 de enero de 1883 en Cazalla de la Sierra (Sevilla), fue teniente de alcalde de su pueblo natal y miembro del consejo parroquial. Fue asesinado el 5 de agosto de 1936 en la prisión de Cazalla de la Sierra.

  • Gabriel López-Cepero y Muru. Nacido en Sevilla el 22 de agosto de 1874, se casó con María Teresa Ovelar Ovelar, con quien tuvo siete hijos. Miembro del consejo parroquial, fue asesinado, junto con su hermano el Venerable Siervo de Dios Mariano (n. 14), el 5 de agosto de 1936 en la prisión de Cazalla de la Sierra.

  • Cristóbal Pérez Pascual. Nacido en Alájar (Huelva) el 9 de diciembre de 1887, abrió una farmacia en Cazalla de la Sierra en 1923, a través de la cual también llevó a cabo una actividad asistencial y benéfica. Miembro del consejo parroquial, fue asesinado en la prisión de Cazalla el 5 de agosto de 1936.

  • Manuel Palacios Rodríguez. Nacido en Aracena (Huelva) el 1 de agosto de 1877, era terrateniente. El 4 de octubre de 1909 contrajo matrimonio con Luisa Monrabá Canela, con quien tuvo siete hijos, entre ellos el Venerable Siervo de Dios Enrique Palacios Monrabá (n. 11), seminarista. Miembro del consejo parroquial, fue asesinado junto con su hijo y otros reclusos en el patio de la cárcel de Cazalla de la Sierra el 5 de agosto de 1936.

  • José María Rojas Lobo. Nacido en Sevilla el 29 de septiembre de 1910, era abogado. Durante el verano de 1936 acudió con su familia a Marchena donde fue detenido el 20 de julio de 1936. Gravemente herido en el fusilamiento de los revolucionarios, falleció el 25 de julio de 1936

  • Manuel Luque Ramos. Nacido en Marchena (Sevilla) el 6 de marzo de 1893, fue recadero y sacristán de las monjas Clarisas y vivía con su madre viuda cerca del monasterio. El 18 de julio de 1936 se opuso a un grupo de revolucionarios que querían entrar en la iglesia durante la Santa Misa. Detenido al día siguiente y fusilado, muere en el hospital de Marchena el 22 de julio de 1936.

  • Rafael Lobato Pérez. Nacido en Algodonales (Cádiz) el 28 de febrero de 1905, carpintero, asiste en el ministerio pastoral al Venerable Siervo de Dios Salvador Lobato Pérez (n. 8). Cuando los revolucionarios vinieron a arrestar a su hermano sacerdote, no quiso dejarlo solo. Ambos fueron luego sacados del país y asesinados juntos el 21 de agosto de 1936 en El Saucejo.

Los Venerables Siervos de Dios de la presente Causa no constituyen un grupo homogéneo, ninguno tuvo un juicio regular y casi todos fueron encarcelados previamente.

Está suficientemente probado el martirio material de todos los Venerables Siervos de Dios. Para algunos Venerables Siervos de Dios, la muerte vino después de la agresión, pero resultó como consecuencia directa de este acto. Ellos son: Agustín Alcalá Henke, José Vigil Cabrerizo, Manuel Luque Ramos y José María Rojas Lobo, Mariano Caballero.

En cuanto al elemento formal ex parte tyranni, el odium fidei fue el motivo predominante que armó a los verdugos. La muerte violenta de las Venerables Siervas de Dios se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española que afectó a la zona de Sevilla. Los episodios individuales estuvieron acompañados por la destrucción de imágenes sagradas, incendios de iglesias y edificios religiosos. Testigos informan que los Venerables Siervos de Dios fueron asesinados por ser sacerdotes católicos o laicos.

En cuanto al elemento formal ex parte victimarum, está suficientemente atestiguada la aceptación de la muerte como expresión de la fidelidad a Cristo hasta los momentos que preceden a su muerte. Durante su encarcelamiento, algunos Venerables Siervos de Dios oraron, se animaron, se confesaron y expresaron palabras de perdón para los verdugos.

La fama del martirio se ha mantenido constante en el tiempo, combinada con cierta fama signorum.

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