El Secretariado Diocesano de Migraciones ha organizado, como cada último miércoles de mes, una nueva edición del Círculo de Silencio, que se celebró este pasado miércoles 27 de noviembre frente a la Iglesia de la Concepción en Huelva capital, poniendo el acento en que “Las personas trabajadoras migrantes son una oportunidad”.
Tal y como se afirma en el comunicado previsto en el Círculo de Silencio de este mes de noviembre, “el derecho a migrar para mejorar las condiciones de vida y trabajo de cualquier persona, de cualquier país, es un derecho que no debe seguir vulnerándose a través de las peligrosas fronteras y de los arriesgados viajes en cayucos o similares que, a duras penas consiguen llegar a algún puerto, dejando todo un rastro de vidas humanas en el mar”.
Asimismo, añade que los efectos de las injustas situaciones que vive este colectivo “se traducen en una mayor discriminación laboral hacia las personas migrantes en cuanto a las condiciones de precariedad, a las probabilidades de empleo, así como a poder realizar un trabajo acorde con su formación”.
Sin embargo, concluye, “las personas trabajadoras migrantes son una oportunidad que, de ninguna manera, podemos perder, porque más allá de los beneficios señalados para nuestro país, constituyen una riqueza humana y cultural que deberíamos acoger con los brazos abiertos”.
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