El reloj marcaba el pasado sábado, 28 de mayo, las 20.38 horas cuando la Virgen del Rocío, vestida con sus galas de Pastora, apuraba ya sus últimos minutos en la parroquia Ntra. Sra. de la Asunción de Almonte, donde ha permanecido durante 33 meses (desde agosto de 2019).
A hombros de los almonteños, la Blanca Paloma atravesaba la nave central de la parroquia. Una lluvia de pétalos junto al Ayuntamiento de la localidad y el paso de la Reina de las Marismas por las inmediaciones de la parroquia dejaban estampas únicas de la Virgen en su pueblo antes de que con el Pastorcito en sus manos, llegara al Chaparral, de donde en los primeros destellos del alba del domingo, ya cubierta con el guardapolvo por las hermanas camaristas, emprendiera su traslado hacia la aldea por el camino de Los Llanos. Un momento significativo de este traslado histórico ha sido también su paso por el arco de los jóvenes, a iniciativa de la Delegación de Juventud de la Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte.
El obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, como un peregrino más y, junto al párroco y el vicario parroquial de Almonte, Francisco Miguel Valencia y José Antonio Castilla, respectivamente, ha acompañado a la Virgen en su traslado a El Rocío, enclave al que la Madre de los almonteños llegó a las 19.37 horas y donde, una vez en el templete, sería despojada del guardapolvo.
A las 21.40 la Blanca Paloma atravesaba ya la puerta principal de su Santuario, llegando al altar a las 22.05 horas. Salves y sevillanas cerraban un fin de semana inolvidable con intensas huellas, marcadas por la oración y la emoción en un traslado de más de 25 horas.