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“De la adoración al compromiso”. Mensaje de los Obispos con ocasión del Día de la Caridad, en la Solemnidad del Corpus Christi

Publicado:
13 junio, 2022
Bajo el lema “De la adoración al compromiso”, los obispos de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social han escrito su mensaje para la festividad del Corpus Christi, Día de Caridad, de este año, en el que agradecen “la respuesta e implicación solidaria de la sociedad en su conjunto” ante el sufrimiento causado por la pandemia de la Covid-19 y la guerra en Ucrania y urgen a “un compromiso solidario y estable”.

El amor, el recibido y el que damos, y también, el que somos, es lo que celebramos en esta gran fiesta de Cáritas, el Día de la Caridad. Una celebración que para los cristianos toma cuerpo y forma en el pan y en el vino, en la entrega que hace de su vida Jesús, el Hijo de Dios, para salvarnos de una vida abocada a la muerte y al vacío, para que dejemos de ser esclavos de todo aquello que nos oprime y no nos deja ver ni respirar; para liberarnos de lo que nos hacer vivir sin esperanza y sin horizonte, atrapados en la insatisfacción, el miedo y la oscuridad.

Con esta ocasión, Cáritas lanza su campaña anual con la que quiere poner en valor el amor por los demás como propuesta de vida: una invitación a la comunidad cristiana y al resto de la sociedad a construir nuestros proyectos personales y colectivos de vida desde un amor concreto y social, un amor agapé de mesa compartida, comprometido con todo lo que nos importa:

  • con las personas, y en especial, con aquellas más frágiles y vulnerables;
  • con la Creación y nuestra casa común, su cuidado y preservación;
  • con la justicia y los derechos humanos para conducir nuestras relaciones y el bienestar común.

Se trata de vivir y reflejar un amor que da la vida a otros, que se comparte en fraternidad y que es fiel, capaz de sostenerse en el tiempo, de permanecer, no desde el voluntarismo sino desde una experiencia de encuentro personal y comunitario con el Evangelio de Jesús.

Cáritas es testigo de que este amor mueve los corazones de muchas personas que quieren ayudar, colaborar, participar en un proyecto de sociedad nueva que se construye menos desde el individualismo y más desde un nosotros compartido que piensa en el para todas las personas.

Mensaje para la Solemnidad del Corpus Christi 2022

Los obispos de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social han escrito su mensaje, bajo el lema “De la adoración al compromiso” y para la celebración de este Día de Caridad, en el que agradecen “la respuesta e implicación solidaria de la sociedad en su conjunto” ante el sufrimiento causado por la pandemia de la Covid-19 y la guerra en Ucrania y urgen a “un compromiso solidario y estable”. La solemnidad del Corpus Christi nos permite revivir el clima intenso de la última Cena y nos conduce a lo que es fundamental en nuestra vida y misión como cristianos, “la fuente y el culmen de toda evangelización”: la Sagrada Eucaristía.

De este modo, los Obispos invitan, en primer lugar, a mirar con ojos pascuales, porque “también vivimos un tiempo de esperanza porque estas realidades, los sufrimientos personales y comunitarios, no nos dejan desamparados, sino que nos adentran en el Corazón de Cristo, crucificado y resucitado, fuente de toda esperanza”, y a responder desde el agradecimiento y el comprimiso.

En este año en el que Cáritas Española está celebrando su 75º Aniversario de esta institución, los Obispos han querido recordar que “lLo más importante de esta historia de amor y servicio son las miles de personas en nuestro país y en muchas partes del mundo que le han confiado su vida y tantas otras (voluntarios, trabajadores, donantes…) cuya generosidad ha generado nuevas ilusiones, oportunidades y esperanzas”.

El mensaje se cierra con una invitación a experimentar la presencia de Cristo que “camina con nosotros y nos alimenta con el Pan de Vida”, desde el recogimiento y adentrándonos en el silencio ante el misterio de la fe para contemplar, “con asombro eucarístico”, entrar en la adoración que “nos lleve de la mano al compromiso para transformar con Cristo la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste (cf. NMI 29). La presencia de Cristo nos dona la paz que necesitamos y que necesita el mundo; una paz que nos lleva a estar presentes junto al Cuerpo de Cristo en los necesitados”.

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